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El Sant Andreu roza la hazaña ante un Primera y cae con honor en los penaltis

Fuente: UE Sant Andreu

El Sant Andreu estuvo a un paso real de firmar una de las gestas más emocionantes de su historia reciente. En un Narcís Sala completamente lleno y convertido en una caldera, el conjunto cuatribarrado compitió de tú a tú frente al Celta de Vigo, un equipo de Primera División, y llegó a rozar la clasificación durante dos minutos en la prórroga. La noche terminó en los penaltis, pero dejó una sensación de orgullo que recorrió todo el barrio.

Inicio valiente que marcó el tono del partido

El equipo de Natxo González salió con una determinación admirable. En el primer minuto, Sergi García estuvo a punto de abrir el marcador con una vaselina que se marchó por poco. A partir de ahí, la presión alta, el ritmo y el empuje de la afición permitieron al Sant Andreu equilibrar el duelo y neutralizar durante muchos tramos al conjunto vigués. Raúl García firmó intervenciones decisivas y mantuvo vivo al equipo cuando el Celta encontró su mejor fase justo antes del descanso.

Tras el paso por vestuarios, ambos equipos alternaron momentos de dominio. El Sant Andreu aguantó con personalidad, se agarró al partido y supo sufrir cuando el físico empezó a pesar. Los cambios tempranos introducidos por Natxo González reforzaron el bloque y permitieron al equipo seguir creyendo, pese a la evidente diferencia de categoría.

Al borde de la gesta

La prórroga concentró toda la épica que caracteriza al torneo. En el minuto 103, Alexis García cazó un balón dentro del área y lo envió a la red con un toque de exterior que encendió al Narcís Sala. El estadio vivió dos minutos de auténtico delirio: el Sant Andreu estaba virtualmente clasificado para los dieciseisavos y a un paso de recibir a un gigante de la Supercopa.

La alegría se frenó pronto. En el minuto 105, Borja Iglesias empató para el Celta y apagó el sueño momentáneo de una clasificación histórica. Aun así, los cuatribarrados siguieron resistiendo, y con la expulsión de Carlos Domínguez, terminaron la prórroga atacando y empujando con más corazón que piernas.

Final cruel desde los once metros

La tanda de penaltis mantuvo la tensión del partido. Los seis primeros lanzadores de cada equipo acertaron con frialdad y calidad. El desenlace llegó en el séptimo lanzamiento: Yoel Lago marcó para el Celta y, acto seguido, el disparo de Sergi Serrano se estrelló en el larguero. El balón salió rechazado y el Sant Andreu quedó fuera de la Copa con la sensación de haber merecido más.

Pese al desenlace, el equipo salió aplaudido por todo el estadio. La actuación dejó una impresión profunda de carácter, personalidad y espíritu competitivo. Natxo González lo resumió con claridad tras el encuentro: “Lo tuvimos tan cerquita. No logramos la clasificación, pero sí recuperamos el camino”.

El Sant Andreu no avanzó de ronda, pero dejó una de esas noches que definen a un club. Una “épica incompleta”, como la bautizó el propio club, que reafirma la identidad de un equipo capaz de emocionar a todo un barrio y de mirar de frente a un Primera División.

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