El nombre de Pablo Torre ya venía rezumbando por los socios verdiblancos desde la pasada campaña. El hijo de Esteban Torre, había sido llamado por la Selección Española sub-17. Solo se escuchaban buenas palabras de él por aquellos que lo habían visto jugar en el Juvenil del Racing. «Es buenísimo, vaya calidad, es una perla…». Esto se hizo aún más visible cuando el club recidió atar al futbolista con un contrato hasta junio de 2025.
El de Soto de la Marina ha sido uno de los más destacados en la pretemporada, y en el inicio de la liga
Durante este periodo tan largo de preparación de cara a la competición regular, una de las motivaciones del aficionado racinguista era la de corroborar si era cierto todo lo que se decía de este chico tan jóven. Parece ser que sí. Desde Sergio Canales, o David Concha, no despuntaba un chaval de la cantera con tanta prontitud como la de Pablo.
Especialmente en los últimos partidos del Racing, ante Deportivo Alavés B, y frente a la SD Amorebieta, el que en esta temporada lucirá el dorsal 27, había sido de los más notorios del equipo. Todo ello, pese a que el conjunto santanderino no transmitiese las mejores sensaciones.
En el retorno al fútbol no profesional, es una tarea de gran dificultad rescatar algo positivo de ese primer envite ante el Club Portugalete que concluyera con 1-1. Sin embargo, si en algo coincide el racinguismo, a parte de, en la mala imagen del club, es en que con Pablo Torre, si se le cuida, hay mucho, pero que mucho futuro.
En este momento las cosas parecen salirle bien. No obstante, el año es muy largo. El jugador va a tener épocas donde sea el mejor. Aplaudir sus actuaciones de ahora es sencillo. En cambio, también va a tener momentos no tan buenos, en los que, más que nunca necesitará el respaldo que siempre se le mostró.
