Un cordobés con parte de Cantabria en su piel. Ese es Álvaro Cejudo. Tres temporadas en el norte le han valido para querer al Racing como un canterano de aquí. Su compromiso con el club siempre ha sido de categoría. Aunque el final a una carrera deportiva llena de experiencia y éxitos en Primera y Segunda, no está siendo como al de Puente Genil más le gustaría. Viendo la mayor parte de los partidos desde el banquillo.
Cejudo ha pasado a un segundo plano esta campaña. Contra el Cádiz, Sporting, Oviedo… era de lo poco potable de la plantilla y quien se echaba al equipo a la espalda. Este año contra Leioa, Amorebieta o Arenas de Getxo, no juega. Decisiones que no se entienden mires por donde lo mires. Con 37 años termina su contrato con la entidad verdiblanca y pasará a ser historia de este club. Además, sin poder lograr su mayor deseo: ascender con el Racing de nuevo a LaLiga Smartbank.

Un capitán sin brazalete
Anunció a través de las redes sociales que su laureada etapa como futbolista tocaba fin. No obstante, siempre ha mostrado una sonrisa en cada entrenamiento, y cuando ha podido saltar al campo, lo ha aprovechado. No sé si el club le brindará una despedida como jugador, pero no estaría de más hacérsela. Al menos, los aficionados seguro que le están agradecidos todo el compromiso y el trabajo que ha mostrado estos tres años.
Primero con Javier Rozada, y ahora con Aritz Solabarrieta. Ninguno de los dos ha contado con él más que para salir de suplente, o incluso en varias ocasiones, ni siquiera calentar. Pero siempre ha estado ahí. Apoyando a los más jóvenes, como Pablo Torre, de quien se deshace en elogios cuando habla de él. Tiene mucho repertorio para enseñarle.