Los cimientos sólidos del Beti Kozkor le han permitido en su temporada más complicada de las tres últimas, no solo en referencia a lo deportivo, volver a soñar como en las dos anteriores. La piña formada por el conjunto de Lekunberri tras el affaire de la destitución de Rodri fortaleció a un equipo que tiene ante sí, la tercera oportunidad de ascender un peldaño en el escalafón del fútbol nacional.
Tras una temporada que finalizó a últimos del mes de julio, al equipo de Rodri Fernández de Barrena le costó empezar de nuevo. El equipo parecía cansado y con poca recuperación después del esfuerzo desde la vuelta de la pandemia y el play-off exprés de julio.
Sin embargo, la entrada del año dio paso a una racha buena que le permitió engancharse con los equipos de arriba. Una derrota en San Juan levantó polvo y heridas abiertas que trascendieron fuera del club y salieron a la luz pública con la destitución del entrenador.
unión entorno al míster y vuelta a soñar
La plantilla se rebeló y pidió el reingreso del cuerpo técnico, la directiva accedió y el equipo se unió más. Esto unió más a los jugadores entorno a su entrenador y el Beti Kozkor volvió a funcionar.

Firmó un brillante fin de primera fase, a excepción de la derrota ante el Pamplona, lo que llevó al conjunto de Lekunberri a meterse de lleno en la pelea por el ascenso. En esta segunda fase las cosas no han comenzado mal. Una victoria sobre el Cirbonero en casa y una derrota muy peleada ante la Peña Sport han dado alas al conjunto de Rodri Fernández que sueña alto por tercera vez en su año más complicado.