En 2020 hemos aprendido a vivir con incertidumbre. Y, por lo visto, es posible (aunque nada cómodo). De hecho, sólo tienes que incorporarla como una variable más, no intentando eliminarla, sino asumirla. Para ello hace falta la generación de escenarios de ocurrencia y, sobre cada uno de esos escenarios, respuestas de actuación basadas en protocolos. Eso sí, hace falta tener conocimientos, tanto teóricos como prácticos, y maniobrar sin demasiadas dilaciones.
Hemos cambiado de ciclo, sumiéndonos en una crisis sin precedentes para las generaciones actuales. Nos ha cambiado la vida, en definitiva. Y tenemos que asumirlo.
Esto que he escrito nos vale prácticamente para todo. Para nuestras vidas y, por supuesto, para el deporte, que obviamente no puede quedar al margen de lo que está sucediendo en nuestro convulso planeta.
Ciñéndonos al fútbol profesional, ya hemos comprobado en estos últimos meses lo mucho que han cambiado las circunstancias a causa de la dichosa pandemia de la Covid-19 que aún parece lejos de remitir, al menos a corto plazo.
En 2020 hemos aprendido a vivir con incertidumbre, asumirla, también en el deporte y el fútbol profesional
Afortunadamente, los contratos televisivos palían en buena medida el declive de otras relevantes partidas de ingresos de los clubes, básicamente todas aquellas que tienen que ver con el público, pero eso no evita que el tamaño del mercado futbolístico haya experimentado un evidente descenso.
En mi opinión, los efectos de la crisis, y aquí no sólo hablo de deporte, empezarán a notarse de forma más fehaciente una vez que las distintas compañías inicien ajustes de sus plantillas, en consonancia con las nuevas condiciones de la demanda. Y eso, seguramente, empezará a ocurrir en los primeros meses de 2021, una vez se produzcan los reajustes que estén más acordes con la nueva dimensión de las empresas.
Es obvio, pues, que los dirigentes deportivos no deben estar ajenos a toda esta realidad. Y aunque la televisión salva un amplio porcentaje de sus presupuestos de ingresos, es evidente que la irrupción de la Covid-19 en nuestras vidas provoca no sólo enfermedades sino también un serio empeoramiento de la situación económica, siendo especialmente afectados los clubes más poderosos, aunque también los modestos sufren las consecuencias de lo que está pasando.
Los efectos de la crisis empezarán a notarse una vez que las distintas compañías inicien sus ajustes de plantilla… en los primeros meses de 2021
Javier Tebas en una imagen en LaLiga. / Foto: LaLiga.
Ya lo ha dicho Javier Tebas recientemente: “habrá que diversificar en lo posible los ingresos, cuidar a los patrocinadores, buscar nuevos partners y nuevas alternativas de comunicación con los aficionados, además de mejorar continuamente el producto que se ofrece a través de la innovación y la tecnología”.
En estos nuevos tiempos, tiempos de ostensible empeoramiento de la situación económica (de la salud ya ni hablamos), hay que reinventarse, generando, como señalé al principio de este artículo nuevos escenarios que, al menos, faciliten la transición a esa ‘normalidad’ con la que todos soñamos.