El fútbol de hoy en día es muy triste, la tristeza ha inundado las gradas, cada partido del fútbol es un dardo al corazón de cualquier aficionado que se siente raro en su sofá en vez de poder estar en la grada alentando a su equipo hasta el último aliento.
En cualquier campo es triste ver el panorama desolador que hay, pero la gente solo se queda con los aspectos de los campos más grandes: el Santiago Bernabéu, el Wanda Metropolitano, el Camp Nou, Mestalla… Pero, ¿y los campos modestos qué? ¿No cuentan?
Los jugadores suele sentir un mayor aliento cuando va a su campo a jugar, porque tienen claro que ahí va a estar su gente
Todo lo contrario, son igual de importantes si no más incluso, y la explicación es muy sencilla: los campos llenos de Primera hacen que los jugadores no se acostumbren a ver siempre a las mismas personas, a su gente, mientras que los campos de los equipos modestos siempre suelen tener a la misma gente en las gradas: familiares, amigos, conocidos… Por ello, este tipo de jugadores suele sentir un mayor aliento cuando va a su campo a jugar, porque tienen claro que ahí va a estar su gente, la va a ver y van a poder sentir mucho mejor su apoyo.


El Covid-19 es el único culpable de todo esto, de cargarse la ilusión del aficionado del fútbol… Y además dejando claro que esta situación no se va a solucionar a corto plazo, sino que puede que la cosa vaya a más, no hay más que ver cómo está la situación en España con la pandemia, la cual ha obligado a la vuelta del Estado de Alarma. Hemos vuelto a los meses de marzo, abril y mayo, pero esperemos que jamás toque volver a sus meses en lo que a términos futbolísticos se refiere, porque el palo ya sería mucho mayor y es lo que nadie quiere.
Solamente nos queda aguantar, aguantar y confiar en que todo vaya mejor poco a poco. Porque el fútbol se puede quedar sin gente, las gradas estar vacías, pero la realidad va mucho más allá de todo eso: mientras haya un solo aficionado sufriendo en casa viendo a su equipo, ningún gol será en vano.