El título de esa obra maestra que dirigió nuestro querido José Luis Garci bien podría reflejar la vida y milagros del que fuera gigante blanquiazul. Un drama, una historia de amor y la necesidad de recuperar con añoranza tiempos mejores.
El Depor lleva casi diez años en una caída libre que parece no tener fin. El debilitamiento deportivo y económico han llevado al club contra las cuerdas. Una sucesión interminable de golpes al hígado, profundas brechas en las cejas y visión borrosa acabaron por noquear a un club histórico que besó la lona.
Pero no sería la primera vez que el Depor tuviese que levantarse. Ese Depor, acostumbrado a protagonizar grandes gestas durante dos décadas en las que se codeó con los más grandes de Europa, escribiendo páginas de oro, acariciando una Final de Champions o atemorizando a colosos como Real Madrid, Milan, Manchester United, Barça, Arsenal o Bayern, ya tuvo que salir del abismo en su día.
La “Longa noite de pedra”, la más importante obra poética de Celso Emilio Ferreiro, fue asimilada como propia por el deportivismo para definir su largo y tortuoso camino por el purgatorio, sus casi 20 años vagabundeando lejos de la élite.
Momentos críticos, agónicos, que se evaporaron el día que Zoran Stojadinovic fusilaba por dos veces la portería del Murcia y obtenía el pase a la Primera División. El fin del meigallo. De esa forma, el recorrido pedregoso, sucio y polvoriento tocó a su fin de la única manera posible. En una tarde soleada, con el césped sembrado de ajos y la cubierta de la grada de Preferencia literalmente ardiendo.
Poco tiempo después nacería el SuperDepor y una cosecha de éxitos por todos inimaginada. Arsenio, Bebeto, Mauro Silva, Djukic, Liaño o Fran ponían la primera piedra del rascacielos coruñés. Makaay, Djalminha, Tristán, Valerón, Naybet, Manuel Pablo o Jabo culminaban la obra maestra, con Lendoiro dirigiendo la orquesta a lo Von Karajan. Una historia inolvidable, solo para los paladares más exquisitos.
Así que, con esos precedentes y como quiera que la historia es cíclica, toca reflotar el Titanic. El Depor tendrá que resurgir de sus cenizas cual Ave Fénix.
Y para ello, tras el brutal mazazo de la pasada campaña, los dirigentes blanquiazules diseñan una nueva hoja de ruta.
Bajo la dirección de un técnico joven, Borja Jiménez, jalonado por dos ascensos a la categoría de plata con Mirandés y Cartagena, se buscan futbolistas con hambre y experiencia en la división de bronce. Más hombres que nombres. Esa es la premisa. Pero con el mismo objetivo de siempre. ASCENDER. Tal y como manifestó el presidente deportivista, Antonio Couceiro, “mientras no esté en PRIMERA, el objetivo del Depor será siempre el ascenso”.
No importa si el grupo es más o menos fácil. Es irrelevante la categoría de los rivales porque ningún club podría soñar con alcanzar los más de 24.000 socios que tiene el Depor. Hay que subir. Así que, parafraseando al director GARCI, es el momento de VOLVER A EMPEZAR.