Zubi, Otero, Romero, Camaras, Fernando, Poyatos, Mazinho, Mendieta, José Ignacio, Mijátovic, Gálvez, Arroyo…Vicente Engonga. Estos jugadores forman parte de la infancia o de la juventud de muchos valencianistas. Ellos les hicieron creer que su Valencia CF podía ganar La Liga, y a punto estuvieron de conseguirlo con Don Luis Aragonés en el banquillo.
Conversamos con Vicente Engonga, centrocampista que llegó a Mestalla en el verano de 1994 procedente del Celta de Vigo. En el conjunto che asegura que aprendió más que en ningún otro lado lo que era pertenecer a un gran club, con todo el ruido que siempre ha provocado la dirección de esta entidad. Engonga disputó con su Valencia aquella final del “agua” ante el Deportivo, y disfrutó de aquel Subcampeonato de Liga con “el mejor entrenador” que ha tenido, Luis Aragonés. Él mantiene 25 años después una “espinita clavada” de aquella derrota en Tenerife que pudo haber cambiado la historia.
P. Comencemos por tus inicios, eres de Barcelona pero como tu padre se fue a jugar en el Racing de Santander te criaste allí en Cantabria.
R. Nací en Barcelona, mi madre es cántabra pero estaba trabajando allí y mi padre jugaba en el Condal cuando nací. Pero ocho meses después, en el verano siguiente ya estaba en Cantabria y allí crecí, por eso siempre he dicho que yo me siento cántabro por los cuatro costados.
«En mi primer año, no sé si Parreira hizo las cosas mejor o peor pero la verdad es que nos costó arrancar, este año fue la temporada que más aprendí lo que era estar en un club como estamento»
P. ¿Y cuál es tu primer recuerdo sobre el fútbol?
R. Lo primero que me viene a la memoria cuando pienso en el fútbol es ver los partidos de la tele de los domingos por la noche, y que siempre tenía la pelota en los pies. No tenía ídolos entonces, en mi niñez, yo disfrutaba jugando al fútbol y ya está.
P. Sois cuatro hermanos y los tres fuisteis futbolistas, algunos llegasteis más lejos que otros pero a todos os gustaba mucho este deporte.
R. Si, los cuatro nos hemos dedicado a jugar. Uno de los cuatro sí que no siguió más allá porque prefería andar con los amigos, pero llegó a jugar en Tercera División. Para nosotros entonces era una ventaja ser cuatro para poder jugar “pachangas” en casa, ¡imagínate! Mi madre estaba contenta…(sonríe).
P. Te formaste en el Gimánstico de Torrelavega un club histórico de Cantabria.
R. Crecí en el Torrelavega hasta Juvenil, luego realicé el Servicio Militar, y me marché al Sporting Mahonés, Real Valladolid, Celta de Vigo, y Valencia CF, Mallorca…
P. Y en el verano de 1994 aterrizaste en Mestalla, en un Valencia CF que quería dar un paso adelante para luchar por títulos después de años complicados del club.
R. Llegué después del Mundial de Estados Unidos con Jorge Otero que venía también de Vigo conmigo, con Salenko, Juan Carlos, Zubi… y con Paco Roig de Presidente. En mi primer año se crearon bastantes expectativas con el equipo pero nos costó mucho empezar bien. No sé si Parreira hizo las cosas mejor o peor pero la verdad es que nos costó arrancar, este año fue la temporada que más aprendí lo que era estar en un club como estamento. Es decir, venía de clubes relativamente más pequeños y descubrí lo que es esa zona noble de un club y su relación con la afición. Para los jugadores fue una sensación un poco rara por todo lo que sucedía.
P. Los jugadores del actual Valencia CF deben haber sentido algo así esta temporada, parece que la historia del club de Mestalla se suele repetir cada cierto tiempo, en los éxitos y en las turbulencias. ¿Cómo se afronta como futbolista ese lío institucional que siempre parece ser protagonista?
R. La verdad que para un jugador toda esa experiencia no es del todo satisfactoria. Los futbolistas lo llevamos como podemos, e intentamos estar lo más unidos posibles entre nosotros. Esa temporada no lo hicimos demasiado bien en la liga pero llegamos a aquella final de Copa ante el Deportivo en el Bernabéu. Luego llegó Luis Aragonés la siguiente temporada y en la zona noble estuvieron un poco más tranquilos y eso ayudó.
«Cuando pienso en aquella final de copa ante el deportivo me da mucha lástima porque la gente no pudo estar en esa segunda parte del partido»
P. “La final del agua”, la que se suspendió por el aguacero que cayó en el Santiago Bernabeu. Un partido que es recordado por aquella anécdota pero que para el valencianismo terminó de forma amarga por perder aquella final aplazada al día siguiente.
R. Fue una pena porque en el momento que se suspendió nosotros estábamos mejor que ellos. Nosotros no empezamos nada bien aquel encuentro, ellos se pusieron por delante, no entramos como tocaba a esa final por circunstancias del fútbol, pero terminamos siendo mejores hasta que se suspendió por el agua. Cuando pienso en aquella final me da mucha lástima porque la gente no pudo estar en esa segunda parte del partido que se jugó días después. La grada estaba casi toda vacía, no tenía nada que ver con una final. Una lástima como decía porque mucha gente hizo el esfuerzo para ir a vernos y apoyarnos y al final se perdió los últimos minutos, y encima perdimos.
P. El 27 de julio de 1994 debutaste con la camiseta del Valencia CF en el Guillermo Olagüe de Gandía. ¿Cómo recuerdas aquel debut?
R. Pues…no lo recuerdo mucho, seguramente fue así, de las pretemporadas que supongo que sería aquel partido lo único que recuerdo es que corríamos mucho (sonríe).
P. Y luego llegó una temporada, con Don Luis Aragonés en el banquillo de Mestalla, muy especial y muy recordada por el valencianismo. El Valencia CF fue subcampeón, ilusionasteis a la afición y recuerdo aquel “no pasa res la Lliga l´any que ve” que se cantaba en el aeropuerto de Manises tras la llegada al finalizar el último partido del aquel campeonato.
R. Lo que más recuerdo ese año es el gran ambiente que había esa temporada en el vestuario. El primer día llegó Luis Aragonés y en la primera charla nos dejó las cosas muy claras, de lo que quería y lo que no. Llegaron futbolistas nuevos, no sé si mejores o peores, pero a nivel personal se hizo mucho piña esa temporada. Es cierto que empezamos titubeando en el campeonato, perdimos en Santander en los primeros partidos, y llegamos a estar a unos 15 puntos del Atlético de Madrid que estaba realizando una gran Liga.
P. Y metisteis el acelerador en la segunda vuelta, con el nuevo año, en 1996.
R. Como suelen ser los equipos de Luis Aragonés, varias semanas buenas, en un mes estábamos mejorando mucho, y en dos meses no había forma de ganarnos por parte de ningún rival. Entonces empezamos a creérnoslo y a trabajar al 200 por cien. Nosotros teníamos a los tres mejores delanteros del momento: Mijatovic, Gálvez y Viola, y el equipo empezó a ganar, ganar y ganar. Recuerdo un momento clave de aquella Liga, el partido en Tenerife a falta de pocas jornadas y donde creo que el Atlético nos llevaba unos 7 o 8 puntos de ventaja.
P. Jornada 34 de aquella Liga 95/96, es decir, a falta de 9 partidos para el final contando este de Tenerife (aquel campeonato lo formaban 22 equipos y se disputaron 42 jornadas). El Valencia CF visitaba el Estadio Heliodoro Rodríguez López ocho puntos por detrás de los colchoneros, pero antes de jugar ese encuentro el Atlético había perdido 1-2 en el derbi ante el Real Madrid.
R. Aquel partido yo sentía que si lo ganábamos íbamos a ganar la Liga. Recuerdo que aquel partido yo andaba medio lesionado, estaba jugando de libre en la defensa, un puesto donde yo no confiaba tanto en mí como si Luis Aragonés. Empezamos ganando con un gol de Fernando. Pero al poco me empezó a doler la rodilla y le pedí el cambio al míster. Él se enfadó muchísimo, y aquel encuentro lo terminamos perdiendo 2-1 (goles de Llorente y Pizzi). Esos tres puntos nos impidieron ganar esa liga. Tengo esa espinita clava de aquel partido. En la última jornada el Atlético jugaba contra el Albacete en el Calderón y nosotros viajábamos a Vigo. Dos puntos nos separaban del primero antes de esa última jornada, imagínate si hubiésemos sumado aquellos tres puntos. Aquel encuentro en Tenerife fue la clave.
«Luis Aragonés era un entrenador con palabra, era justo, jugaras mucho o jugaras poco no tenías esas sensación de INJUSTICIA que es la peor que puede sentir un futbolista»
P. Don Luis Aragonés, durante muchos años discutido por mucho pero dejó un gran recuerdo en Mestalla y logró que muchos españoles pudiésemos celebrar por fin una victoria de la Selección.
R. No sé si él era la persona más sabía pero sí que era la más lista que he conocido. Él sabía entender lo que necesitaba el equipo. Lo tuve como entrenador en el Valencia CF y luego en el Mallorca, y sinceramente, nunca he visto a tantos futbolistas implicados al cien por cien en el equipo como en esos momentos. Luis Aragonés era un entrenador con palabra, era justo, jugaras mucho o jugaras poco no tenías esas sensación de injusticia que es la peor que puede sentir un futbolista. Él era una persona atípica, en el aspecto psicológico era espectacular, jugaras siempre o nunca él estaba pendiente de ti, en todos los detalles, incluso fuera del campo. Luis Aragonés es el mejor entrenador que he tenido.
P. Y fue valiente y logró lo impensable que era que España por fin ganara un campeonato.
R. Siempre he considerado que toda la gente que criticaba a Luis Aragonés no le conocía o no entendían donde él quería llegar. Él nos decía que nosotros, los jugadores, nos preocupáramos de jugar al fútbol, que del resto ya se encargaba él. Echando un vistazo a la hemeroteca ves una cosa, y es que jugábamos tranquilos porque si yo fallaba en una jugada importante no pasada nada, nadie se iba a acordar de mí porque él montaba una bronca en la Sala de Prensa o se echaba la culpa a él (sonríe). Luis siempre te miraba a los ojos. Él se enfrentó al todo el poder establecido futbolístico de España para ganar la Eurocopa, y li hizo a su manera. Si consideraba que un jugador debía ir, y otro no, pues así lo hacía. Cuando una persona cree tanto en algo y además gana convence a todos.
P. ¡Vaya plantilla tenía aquel Valencia! Mucha calidad en aquel equipo donde estaban futbolistas como Mijatovic, Arroyo, Viola y Gálvez en el ataque. ¿Qué jugadores destacarías de aquella plantilla?
R. A todos. Lo de Gálvez fue una lástima porque se rompió el cruzado cuando estaba en un gran momento de forma, y se acercaban los Juegos Olímpicos de Atlanta que él hubiese ido con Raúl, De la Peña…si no hubiese sufrido esa grave lesión. En aquel equipo habían muy buenos jugadores: Mendieta, Javi Navarro, Sietes, José Ignacio…Aún guardo muy buena relación con ellos, con la mayoría mantengo el contacto, ahora es más fácil con la Agrupación de exjugadores. Yo en ese momento tenía bastante debilidad por Fernando Gómez, antes de llegar ya me encantaba su forma de jugar. Y había un jugador que viéndolo entrenar para mí era el mejor, el Chato Arroyo.
P. Carlos Arroyo, gran jugador.
R. No sé por qué nunca llegó a demostrar todo lo que tenía en el Valencia CF, recuerdo que lo comentábamos aquellos años. Yo alucinaba con él en los entrenamientos, pero a veces pasa que ves entrenar a un compañero y piensas que es el mejor y luego en el campo no se sabe porque pero no terminan de ofrecer toda su calidad. Me sabe mal que la gente no lo llegara a recordar como el gran jugador que fue.
P. Estos días que estamos confinados en casa por el coronavirus estamos todos viendo partidos de los 80, 90… recordando grandes partidos. Y el fútbol de entonces poco tiene que ver con el actual ¿Cómo ves esta evolución de este deporte?
R. El fútbol está en evolución constante. Yo tuve una carrera bastante larga, yo comencé con 15 años en el año 1980, y el fútbol de los 80 poco tuvo que ver con el de los 90. La mayor diferencia lo ve en el reglamento, para lo bueno, la nueva normativa ha servido para ver un fútbol de más velocidad que cuando nosotros jugábamos. Además ahora se protege mucho más a los futbolistas. Antes tu podías dar cinco patadas, te podían caer cinco codazos, entonces tenías que saltar nada más tocar el balón o te daban. A todos los grandes talentos, Pelé, Di Stefano, Cruyff, le hacían marcajes muy fuertes, por ejemplo el de Camacho a Maradona. Ahora no nos hubiese gustado ver en este fútbol a jugadores como Iniesta, Xavi, Messi, Cristiano Ronaldo… y ver cómo se perdían tres meses de competición por haberle pegado unas patadas. Las tácticas también han mejorado, los cuerpos técnicos están más preparados.
P. ¿Cómo ves al actual Valencia CF en esta extraña temporada tras todo lo que sucedió al final del verano?
R. El Valencia CF siempre ha tenido estas cosas en su historia, parece que cuando todo va bien hay algún petardo que explota. Este es un club donde cuesta mucho tener dos temporadas tranquilas, a veces lo consigue, pero es una lástima porque esto le está llevando al club a perder oportunidades de ganar cosas. Ves al Atlético o Sevilla y considero que el Valencia CF hasta a la misma altura o por encima, pero la tranquilidad de esos clubes les ha ofrecido poder ganar más trofeos los últimos años. Al final los altibajos en la dirección es normal que se reflejen abajo. Fue una decepción lo que pasó este verano allí, ha sido difícil recuperar la confianza en la temporada.
«Guardo un recuerdo fantástico, no me puedo quejar, la ciudad de Valencia me acogió de una manera espectacular»
P. ¿Cómo es tu vida ahora? ¿Cómo ha sido tu día después del fútbol estos años?
R. Pues he estado siempre ligado al fútbol. En este tiempo he entrenado a clubes, he trabajado para la Selección de España en las categorías inferiores en los cuerpos técnicos. Ahora estoy en la Federación de delegado de la Selección Absoluta, y de Jefe de Expedición de la sub 18. He intentado estar en aquello que uno entiende.
P. Creo que tienes dos sobrinos que juegan al fútbol… ¿Cómo les va?
R. Igor juega ahora en un equipo de Grecia, antes estuvo en el Almeria B, y es internacional con Guinea Ecuatorial. Joshua no se ha dedicado al final tanto al fútbol, tuvo algún problema físico, se rompió el cruzado, y ha estado jugando en Cantabría.
P. Por último, como conclusión de estos recuerdos que hemos recuperado en esta conversación ¿Qué recuerdo te has llevado de tus años en el Valencia CF?
R. Un recuerdo fantástico. No me puedo quejar, la ciudad de Valencia me acogió de una manera espectacular. El primer año en el club a pesar de no jugar tanto en la época de Parreira solía visitar las peñas entre semana, con Antonio Company, Pedro Cortés…y la gente me demostraba que me quería un montón. Luego empecé a jugar y sentirme titular y ya fue a más, guardo un gran recuerdo del Valencia CF.
