Fuerza, energía, pasión, amor, cariño, voluntad, juventud, veteranía, y mucho ilusión y esperanza. Todo eso es lo que sentí ayer cuando durante casi tres horas rodee la Avenida de Suecia, en la que unas 12.000 personas se aglutinaron durante la tarde para dejar una imagen para la historia. Mientras en el estadio se jugaba un partido intrascendente, la afición se congregaba a sus puertas para pedir un cambio en la gestión de manera urgente. Y un cambio no es de presidente, si no de máximo accionista.
Ayer el valencianismo levantó su bandera, levantó su voz y retrató a aquellos que le han hecho un daño irreparable estos últimos años. Ya no los quieren, como bien le hicieron saber a Joey Lim, que trató de abandonar a pie la Avenida Suecia a eso de las ocho y cuarto de la tarde, y tuvo que volver rápidamente al estadio ayudado por la seguridad privada porque los aficionados se le acercaron a decirle con rotundidad que no les van a tolerar que sigan jugando con el club y riéndose de ellos.
Me sé de memoria los argumentos que me he cansado de escuchar en los últimos dos años. «Ponlos tú, protestar no sirve de nada, las pancartas no cambian nada, esto es un tema de acciones, esto va de dinero, ¿quien los pone?, estáis perdiendo el tiempo, no hay nada que hacer»:… Eso lo han repetido en bucle, principalmente aquellos a los que no les interesaba que la afición despertara, y algunos que se han rendido pensando que realmente no había nada que hacer.
Pues bien, lo de ayer, es la tercera demostración de músculo en apenas un año y también de pacifismo, pese a que intentaron reventar la manifestación, los de siempre y desde los mismos sectores muy minoritarios, afirmando que iba a ser hasta peligroso ir a Mestalla porque alguien, no se sabe quien les amenazaría para no entrar. La afición del Valencia CF ha dicho basta y pide ayuda. Lo pide a gritos. Pide ayuda de las instituciones, de los organismos como la Liga o la RFEF. Pide ayuda a la desesperada porque ve como su club se le está muriendo entre las manos.
Y sí, lo de ayer sirvió y servirá en las próximas semanas, porque ya a nadie se le escapa que el Valencia CF necesita un cambio y los políticos son los primeros que ya se han dado cuenta de que no pueden mirar a otro lado. Incluso los que hasta ahora habían remado para ayudar a estos sátrapas. Ellos también son necesarios para empujar el cambio. Porque este cambio sólo se puede dar con voluntad y unidad política. La gente tenía la fuerza de mover las cosas y ahora las cosas se han movido. Hay empresarios que se han acercado a las instituciones para hacerles saber que tienen opciones, que hay dinero, que hay posibilidades para un cambio pero que Lim y su abogado, Germán Cabrera, del que se habla poco pese a ser el autor intelectual de todo lo que está pasando, siguen diciendo que no vende las acciones.
Ahora ya no se trata de si Peter quiere o no quiere, se trata de que han de hacerle ver que debe vender. Los políticos tienen la llave, Tebas tiene la fuerza, Cabrera se lo hará saber. El recorrido está escrito y no se puede hacer de otra manera. Lo que ha comenzado ya es imparable. El Valencia CF necesita nuevos tiempos, alejados de oradores al servicio de su bolsillo y nunca del club. Alejados de cuentas compradas que enfrenten a una afición maravillosa y la hagan discutir por algo que no sea fútbol. El valencianismo está deseando que lo ayuden para construir de nuevo.
Enhorabuena señores. Ustedes escribieron ayer la historia. La historia de un club centenario, con una masa social increíble que está dispuesto a cuidar a un enfermo en la UVI, porque es algo más que un miembro de su familia. Enhorabuena a la Asociación Libertad VCF, por no rendirse pese a los ataques comprados del club, al resto de plataformas y colectivos, APV, UVAM, Ciberche, Torino y una leyenda como Queralt, IMBL, Viachers... Y todos los que se hayan sumado. Habéis sido parte del cambio, porque el cambio ya ha llegado. No hay que ver como algunos han desaparecido en las últimas horas porque ya no se sostiene su defensa, pese a que estoy seguro que volverán a aparecer pero en la pantalla pone claramente: GAME OVER.
Es hora de cambiar, es hora de reconstruir, es hora de volver a empezar. Volveremos a pelear por estar arriba, volveremos a llenar Mestalla, volveremos a ser una caldera, volveremos a sentir la magia de sentirnos orgullosos de los nuestros y de los nuestro. Esto ya no lo para nadie. Puede que sea en un mes, en dos o en seis, pero el final de Peter Lim está escrito. Nadie nunca en el mundo del fútbol consiguió una humillación tan grande, toda la afición fuera de un partido pidiéndote que te marches. Pese a las miles de entradas regaladas a colegios, turistas que no sabían ni donde estaban, incluso a gente que pasaba por la calle. Peter: GAME OVER.
Y gracias infinitas por hacernos hacernos sentir parte de este éxito. Hace ya casi tres años vi con nitidez que nos habían mentido. Que esto era un negocio con los jugadores y poco más. Me he sentido rabioso y triste durante muchas noches por haber apoyado esta mentira, nunca por los que que dicen que ellos ya lo dijeron porque la mayoría también dijeron que rusos o árabes eran mejores, me he sentido mal por fallarle a la gente, a los que nos sustentan a los periodistas. Me he sentido mal porque los periodistas no tenemos currículum, el único es el de la credibilidad, como me enseñó Cruz Sierra. Y ahí yo fallé. Pero creo que he purgado mis errores, he puesto todo lo que tenía en la mesa en los últimos tres años para desenmascarar como trabajan estos trileros. Me han vetado, querellado y después demandado, me han impedido entrar en mi casa desde ya dos años, me han intentado hundir a nivel profesional y mental, pero no saben que mi compromiso siempre estará con la gente, porque ellos son los únicos que defienden al periodista. Nadie más. Sigamos en la lucha, porque hoy ya estamos mucho más cerca de superar este oscuro túnel en el que nos metieron engañados. AMUNT SEMPRE y honor a una afición que está sufriendo pero que tendrá su recompensa.