El Valencia CF cerró el pasado viernes el mercado de fichajes con bastantes limitaciones en su plantilla y sin atender la llamada de su entrenador, que para completar una plantilla de mínimos solicitó en las ultimas horas la llegada de un jugador de banda que completara los dos hombres por posición, que ahora mismo no tiene la plantilla.
Sin embargo, ese último día de mercado la persiana estaba bajada desde Singapur y en el club lo sabían de antemano. El viernes, el club, comunicó a primera hora a los agentes de jugadores que podían hacer alguna operación porque había cierto interés en ellos, que no había luz verde para más incorporaciones. De ahí, que a las seis de la tarde del jueves toda la cúpula se subiera en el avión a Vitoria, el mercado estaba cerrado y lo sabían, pero como casi todo en el club se intentó mantener una fachada de normalidad y de que habían opciones de firmar, algo que no era así, por orden expresa del máximo accionista.
El club arrancó el mercado fuerte comprando al turco Cenk por 5 millones y cerrando el fichaje de Pepelu por otros cinco, en lo que pareció una demostración de fuerza de los directivos locales, encabezados por Layhoon. Sin embargo, fue una estrategia pura y dura para ganar tiempo y calmar las aguas, que bajaban muy revueltas tras pelear por no bajar a segunda hasta la última jornada.
Fue una estrategia porque todos, absolutamente todos, Layhoon, Miguel Corona, Carmelo Del Pozo, Javier Solís e Inma Ibañez, sabían de antemano que tenían que una limitación enorme para este mercado y que eso que había ocurrido a principios de verano era un espejismo que no iba a tener continuidad. Lo sabían a la perfección, por Peter Lim, había marcado en mayo los objetivos económicos de esta temporada, porque para el asiático el objetivo importante es el económico, y no el deportivo, y ese objetivo pasaba por un recorte brutal del coste de plantilla.
Este extremo, que nadie del club lo dijo, ni siquiera lo deslizó a través de alguno de los medios de comunicación que de buen grado trasladan habitualmente todas las oratorias que vende el club. El club vendió la idea de que su gran gestión, había colocado al club en el 1/1 del control económico de la Liga, y que se podría reinvertir en fichajes todo lo que se consiguiera sacar. Falso e incorrecto. Solo tuvieron que transcurrir semanas para que el valencianismo se diera cuenta de que las salidas no provocaban entradas y que el mercado se bloqueó hasta el punto de que desde el fichaje de Pepelu, el ocho de julio, hasta la llegada de Canós, pasaron más de cinco semanas.
Baraja reconoció el pasado viernes en la sala de prensa la verdad. No mintió. «No estoy decepcionado porque las expectativas que hablamos cuando de inicio arrancamos el proyecto, o lo que podía pasar en el futuro, sabíamos que el Valencia iba a tener unas limitaciones económicas enormes, que el proyecto iba a tener una reducción de presupuesto importante, que teníamos que ajústanos a una serie de situaciones de coste de plantilla mucho menor que la temporada pasada».
Baraja dijo la verdad el viernes, desde junio sabían que Lim exigía un recorte de coste de plantilla grande y eso nadie lo contó. Ahora el Pipo pide que expliquen las cosas y marquen objetivo
Esa es la realidad que todos conocían desde Junio en el club y que nadie ha expuesto con firmeza en público, porque sería reconocer que el Valencia CF de Lim ha pasado de ser un equipo Champions a uno que pelea por no descender, a todos los niveles, y tener que asumir que eso es única y exclusivamente por los errores de gestión de Lim y de los que gestionan en Valencia, que llevan cuatro años sin tomar una decisión acertada en lo deportivo.
Ahora, con el equipo más joven de toda la primera división y con carencias importantes en la plantilla, se evidencia que el equipo volverá a ser carne de sufrimiento y que se estará más cerca de lo de abajo que de lo de arriba, algo que ya ni se recuerda como era en un club acostumbrado por historia a mirar la tabla por arriba. Ante tal degradación, en el club, todavía debatían este lunes quién y cómo dan las explicaciones a la situación a la que Peter Lim ha llevado al club por sus desmanes y su nula capacidad de gestión.
Baraja lo ha dicho claro, y en varias ocasiones, tanto en la rueda de prensa del viernes como en la del sábado, previa y post Alavés, quiere que el club explique las cosas y que marque públicamente cual es el objetivo que le marcan al equipo esta temporada. El Pipo asume entrenar a este Valencia CF de mínimos, que como él mismo dijo tras caer en Vitoria no está para pelear por grandes cosas, porque esa no es su realidad.
Sin embargo, la presidenta sigue con dudas sobre qué decir y cómo decirlo. Sabe que cualquier frase fuera de contexto molestará a Lim y ella, que no quiere estar en Valencia, lo último que quiere son nuevos cambios en una estructura que ahora mismo parece tenerla protegida.