Algunos lo recordarán por ser uno de los futbolistas destacados que protagonizaron el rápido regreso del Valencia CF a Primera tras el dramático descenso de 1986, junto a Fernando, Subirats, Giner… Otros con menos años os acordaréis de aquel gol frente al RCD Español que llenó de ilusión la grada de Mestalla para que el equipo de Luis Aragonés le pudiese arrebatar La Liga al Atlético de Madrid de Radomir Antic.
Su historia comenzó en un barrio de la capital. Un joven jugador del barrio madrileño de Aluche, tras formarse en la cantera del AD Alcorcón, lograba debutar con el primer equipo con tan solo 17 años, y fue ante el CD Pegaso con otro joven llamado Quique Sánchez Flores entre sus filas. Esto sucedía en los años 80 donde “El Coche Fantástico y el Equipo A nos entretenían en la Televisión.
Entonces, un Valencia CF pobre cada vez se acercaba más al descenso, que se consumó en 1986. Sin dinero el club che resurgió con el gran apoyo de su afición y con el talento de jóvenes futbolistas: Fernando Giner, Fernando Gómez, Fenoll, Alcañiz, Voro, Quique… y Carlos Arroyo (16/02/1966).
En aquel club de penurias económicas el Valencia CF rastreaba con especial fijación el fútbol modesto madrileño. Los ojeadores de la entidad de Mestalla ya le observaban a este chico desde los 15 años. Por entonces, su club, el AD Alcorcón, jugaba en Tercera División. La idea de la dirección deportiva valencianista era ficharlo para que siguiese formándose en el filial y ver si demostraba el nivel para subir al primer equipo, pero todo se aceleró.
Al poco de llegar, una huelga de futbolistas profesionales provocó que la mayoría de clubes arrancaran el campeonato sin sus estrellas, y los onces de los equipos estaba repleto de canteranos en aquella primera jornada de La Liga. En esas extrañas circunstancias debutó Carlos Arroyo en la primera plantilla del Valencia CF, que poco más tarde en un partido en el Benito Villamarín de Sevilla demostraría a todos que ya era jugador de Primera, anotando un golazo.
“El Príncipe de Alcorcón”, así lo recuerdan en el conjunto madrileño, por su clase y talento a tan temprana edad, vivió algunos de los momentos más duros de la centenaria historia che, y otros muy ilusionantes. El descenso del Valencia en el 86 y el 7-0 en Karlsruher serán para siempre pesadillas para la afición valencianista y para él que las vivió de cerca. Sus grandes alegrías, la del Ascenso tan necesario a Primera, y aquella mágica temporada 95-96 del subcampeonato con Luis Aragonés.
Carlos Arroyo marcó muchos goles, pero entre esos inolvidables, está aquel de Mayo de 1996. Penúltima jornada de La Liga, Mestalla llena hasta la bandera, el Valencia CF persigue al Atlético de Radomir Antic que empatan ante el RCD Tenerife. Eskurza lanza arriba el balón buscando a Pedja Mijatovic. Dispara el montenegrino con el “8” a la espalda. El balón le cae a Viola que vuelve a chutar pero el portero del RCD Español Toni vuelve a evitar el gol. Parece que ese gol nunca va a entrar, pero aparece el Principe de Alcorcón para con la pierna derecha anotar con su clase magestuosa ese tanto que hacia soñar a la grada con el campeonato.
Don Luis Aragonés decidió no contar con él para la siguiente temporada, y el Arroyo se marchó cerca de la que había sido su casa la última década, se marchó al Villarreal CF. Allí formó parte de la gran plantilla del Submarino Amarillo que logró el Ascenso a Primera con jugadores como: Andrés Palop, Serer, Pascual, Salillas, Alberto Saavedra…
Tras ser pieza importante del equipo del Ascenso, José Antonio Irulegui consideró que el centrocampista madrileño ya no debía seguir como groguet, y el jugador madrileño se marchó a Sagunto para jugar sus últimos minutos en el histórico CD Acero.
Ahora, lo podemos ver cada fin de semana ejerciendo de Delegado del Valencia CF Mestalla, el filial che. Además de realizar las funciones propias de un delegado el Príncipe de Alcorcón suele aprovecha su gran experiencia para aconsejar a las perlas valencianistas en las previas o durante el descanso de los partidos. Que suerte tienen estos jóvenes jugadores, no les habla un hombre más, les aconseja una leyenda como don Carlos Arroyo.
