Los pupilos de Pepe Aroca tratarán de hacer buenos los dos últimos triunfos cosechados con el fin de reengancharse al tren de la regularidad.
Con el inicio del nuevo año, los de La Llometa no acababan de encontrarse a sí mismos. La irregularidad se había convertido en la tónica dominante de un equipo que semana tras semana ofrecía una de cal y otra de arena. Ahora, tras la disputa de las dos últimas jornadas, parece que han vuelto a estabilizarse, por lo que buscarán alargar su buen momento con el fin de alcanzar su objetivo cuanto antes.
Por el momento, los alicantinos están cumpliendo con creces y es que marchan octavos con 41 puntos, a once del descenso y a tres de los puestos de promoción de ascenso. Pese a que de primeras, su meta no era otra que la permanencia, desde el club no cierran las puertas a algo más. Su primera idea ya la tienen bastante encarrilada y aunque todavía quedan doce partidos por delante, prefieren ser cautos e ir partido a partido con los pies en el suelo.
Sin ninguna baja y con solo dos jugadores en la enfermería, todo apunta a que lo tendrán todo de cara para lo que resta de campeonato. El último en pasar por allí ha sido el propio entrenador, que ayer fue operado de una hernia y tendrá que hacer reposo unos días. Quienes no llegarán para el próximo choque serán Iván, que tiene una rotura en el cuádriceps y Rafa Hernández, que sigue recuperándose de su rotura del ligamento cruzado.
El domingo a las 17:00 horas se enfrentarán al Alzira en su feudo, un equipo totalmente renovado desde la llegada de Dani Ponz. Los azulgrana tratarán de confirmar su mejoría a las órdenes del de Sollana, mientras que los locales buscarán alargar su buena racha. Desde luego, más de tres puntos habrá en juego. La permanencia está en juego y los números todavía no salen, ni para unos ni para otros.
