El delantero madrileño que jugó en el Valencia CF de Quique Sánchez Flores ha participado en el «Encuentro AFE» donde se ha debatido sobre el futuro laboral de los futbolistas, un evento organizado por la Asociación de Futbolistas Españoles. Durante su charla el ex jugador y ahora asesor financiero ha comentado que terminó «desilusionado y desmotivado» del fútbol porque «tanta exigencia y tanta responsabilidad en los últimos años me acabó afectando a mi rendimiento». De hecho, aseguró que ya no juega nada desde su último entrenamiento: «no toco un balón desde entonces, desde el último día, no estoy orgulloso de esto, acabé desilusionado».
Según se informó en verano de 2007 por parte de los medios de comunicación, el Valencia CF de Amadeo Carboni en la dirección deportiva, pagó en torno a 7 millones de euros por el delantero, incluso algunos indicaron que 12 millones. Y jugó una temporada en el equipo de Quique Sánchez Flores, para luego marcharse a más clubes como el Real Zaragoza, Getafe, Mallorca, el Xamax chino, el Deportivo de la Coruña… Cuando llegó a Mestalla Javier Arizmendi cumplía los 23 años.
Sobre esta tapa de su carrera se ha referido en esta reciente ponencia donde el ex jugador ha comentado que la presión de los millones pagados por él le acabo afectado a su rendimiento: «cuando jugaba mejor fue antes de los 23 años, cuando jugaba sin esa presión». Y es que el ex futbolista ha admitido que la exigencia de las expectativas sobre él le vinieron mal para su juego sobre el césped. «El recibir tanta responsabilidad que no debe ser tuya a mi me afectó a mi carrera, cuando vas madurando vas echándote más carga a tu espalda y eso a mi me afectó negativamente», y ha añadido Arizmendi que rendía mejor «y lo pasaba mejor» los primero años de su vida deportiva.
«El salir en algún momento de la burbuja del futbolista, el ir a clase 2 veces al día y estar sentado con otro chico que está estudiando o trabajando, te refuerza personalmente»
El tema central de la conferencia organizada por la AFE era «Salir de la burbuja: tener un plan B». Javier Arizmendi expuso que el siempre tuvo muy claro que debía seguir estudiando y «tener el motor encendido, plantearte metas medibles y alcanzables» y sacarse poco a poco una carrera universitaria. Para conseguirlo no todo fueron facilidades y ha recordado cuando un profesor «me dijo que lo sentía pero que no le valía» cuando le presentó el Certificado de Alto Rendimiento expedido por el Consejo Superior de Deportes para compatibilizar su horario deportivo con los estudios de la carrera de Ingeniería. En cambio, asegura que durante el resto de su vida formativa tuvo mucha ayuda y otros profesores le facilitaron hacer los exámenes en otra fecha.
Su clave para sacarse una carrera mientras seguía compitiendo al máximo nivel era «incribirme de 3 o 4 asignaturas no más, las que consideraba que podía alcanzar». Javier Arizmendi fue muy claro sobre la importancia de estudiar para los deportistas: «hace poco leí una entrevista de un chico de 23 años que decía que no sabía hacer otra cosa que jugar al fútbol, no podemos retroalimentarnos con ese argumento, porque tienes 23 años y el que está apurado es la persona que tiene 55 años y después de trabajar toda la vida le echan y ya no tiene acceso al mundo laboral, uno de 23 tiene toda la vida por delante para formarse». Y apuntó finalmente que esas «excusas son negativas y no pueden estar en tu cabeza».
Arizmendi explicó que el salir en algún momento «de la burbuja del futbolista de donde es muy difícil escapar, el ir a clase 2 veces al día y estar sentado al lado de un chico que está estudiando o trabajando, vivir esas otras realidades es positivo y te refuerza personalmente, es pisar el suelo». Por ello además de por continuar con los estudios para formarse de cara al futuro, el ex jugador que llegó a jugar con la Selección de España destaca que el continuar asistiendo a clases le permite al jugador no perder la realidad de los chicos de su edad.
