El Valencia CF anda a vueltas con la renovación de Ferran Torres porque el jugador finaliza su contrato con la entidad valencianista el 30 de junio de 2021 y su explosión en la élite ha pillado al club en un cambio de modelo donde ahora la figura del director deportivo no existe y desde Singapur, el máximo accionista, Peter Lim, va dando las indicaciones que estima oportunas para cada operación.
Ese modelo, que el presidente, Anil Murthy, calificó recientemente de muy eficaz, de momento no está siendo capaz de encauzar la que seguramente es la negociación más importante del club en los últimos años con un jugador de la cantera.
El club tiene claro desde hace tiempo hasta donde quiere llegar con el jugador y lo valora mucho en su proyecto venidero como uno de los futbolistas más importantes. Tanto es así que están dispuestos a pasar al jugador del escalón salarial más bajo hasta el segundo más alto de la plantilla situándolo en cifras parecidas a las que perciben jugadores como Gayà, Coquelin o Carlos Soler.
El también valenciano, Carlos Soler, renovó su contrato recientemente hasta 2023 y en el Valencia CF se han fijado esa renovación como el parámetro económico en el que frenarse con Ferran. Desde el club entienden que no sería justo ofrecerle al de Foios un contrato económico superior al de otro canterano que ya tiene dos años más de recorrido en el primer equipo y con un buen rendimiento como está teniendo ahora Ferran.
El club no quiere romper la armonía del vestuario haciendo ya a Ferran uno de los mejor pagados
Esa es la postura del Valencia CF. La apuesta por Ferran es importante y así lo entienden desde los órganos rectores valencianistas pero también valoran que no pueden romper la armonía del vestuario colocando a Ferran en el escalón de jugadores mejor pagados. La intención inicial del club era la de hacer un contrato muy largo al jugador y colocarle la cláusula de rescisión más alta de la plantilla o similar a la de Guedes, 300 millones de euros.
Sin embargo, ahora mismo es más factible que se termine haciendo una renovación de dos o tres años para que si el futbolista mantiene el alto rendimiento de los últimos meses dentro de un año o año y medio se vuelan a sentar para mejorar sus emolumentos.