Volvió el fútbol al Reino de León ocho meses después; la pelota no rodaba en el coliseo blanco desde el empate a uno entre la Cultural y el Izarra del 29 de febrero. Desde entonces han cambiado muchas cosas. El equipo leonés acudió al playoff exprés de Marbella y terminó apeado por los penaltis de las semifinales. Con lo que eso conlleva… La penitencia de volver a competir otro año en Segunda B.
Ha pasado el tiempo y las ilusiones se han renovado a orillas del Bernesga. Nuevo entrenador, nuevos jugadores, pero mismo objetivo: conseguir el ascenso de categoría. Desde el club se ha apostado por David Cabello como técnico; el preparador malagueño aterriza en León con la posesión de la pelota y la presión agresiva como principales señas de identidad. Nada que ver con lo que había antes.
Además, el club ha procedido a una remodelación de la plantilla. Comenzando por la salida de los dos primeros capitanes (Antonio e Iván) y terminando con la llegada de cerca de diez caras nuevas. Aún así, desde la directiva se ha hecho un esfuerzo y han conseguido retener tanto a Kawaya como a Dioni. Sus dos mejores jugadores.
Mirando hacia el verde, el equipo disipó en la primera jornada las dudas generadas en los amistosos de la pretemporada y el potencial ofensivo del equipo pasó por encima de un inferior Sporting B. Sin embargo, el 2-4 que reflejaba el marcador, mostró los aspectos a mejorar del equipo de Cabello a la hora de defender.
En la segunda jornada el equipo consiguió dejar la portería a cero frente a uno de los cocos del grupo. 0-0 con el Numancia para crecer desde la solidez y la confianza que da dejar la meta imbatida.
A partir de ahora, mucho camino por recorrer. La llegada de un entrenador con nuevas ideas lleva su tiempo para que calen en el vestuario. La pregunta es si a Cabello le dará tiempo a hacerlo en una Segunda B más frenética que nunca (ocho partidos hasta Navidad). El tiempo corre y la presión es la casa blanca es elevada.
