Cuando se habla de equipos ganadores siempre hay una palabra que resuena en el colectivo: vestuario. El fútbol no es solo ser mejor que el rival, sino encontrar sinergias positivas con tus compañeros para estar dispuesto a morir por el otro. Generalmente, el objetivo común de querer ganar es suficiente, pero hay veces que ni con esas se consigue la unión pertinente.
os que realmente permiten que el grupo siga unido son los suplentes que dejan a un lado ese ego y se dedican a sumar
Hay una máxima que dice que el jugador es egoísta por naturaleza. Razón no le falta. Cualquier futbolista quiere jugar y sentirse importante, ahora bien, los que realmente permiten que el grupo siga unido son los suplentes que dejan a un lado ese ego y se dedican a sumar. A veces se dedican a sumar tanto que terminan jugando como los que más, pero hay veces que sucede todo lo contrario.
En el Arosa SC crecen los enanos a un ritmo endiablado. El comienzo del conjunto gallego no es para tirar cohetes y parece que están saltando a la luz los primeros motivos por los que el equipo no funciona. Uno de sus jugadores, Gabriel Barroso, no se presentó al entrenamiento de ayer lunes debido a que no está conforme con sus minutos en competición.
El centrocampista llegaba al club como un perfil muy interesante, pero no está siendo de la partida y esto le ha llevado a este cabreo. La entidad se ha hecho eco de esta situación y ha emitido un comunicado oficial a través de sus redes sociales, donde asegura que tomará las medidas pertinentes, pues lo consideran una falta grave de respeto hacia sus compañeros.
En las categorías de cierto nivel, un vestuario desestructurado es prácticamente imposible que consiga sus objetivos, o es muy superior a sus rivales o lo más probable es que se vea relegado a un año duro y tedioso, donde se pelea por no bajar o por absolutamente nada, y puestos a elegir no se sabe qué es peor. Ojalá el Arosa SC levante el vuelo y Luisito recupere el vestuario.
