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Análisis del sorprendente comienzo del Girona FC

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Los jugadores del Girona celebrando un gol. Foto: Girona FC.

Análisis del sorprendente comienzo del Girona FC

Los jugadores del Girona celebrando un gol. Foto: Girona FC.

Es el conjunto revelación de la liga española y no parece que a corto plazo vaya a aflojar el ritmo de juego que está ofreciendo cada fin de semana. El Girona de Míchel Sánchez venía de quedarse el curso pasado a las puertas de Europa, de suscribir con ello un regusto a impotencia que a día de hoy ha conseguido suavizar encaramándose en la segunda plaza del campeonato, solo por detrás del Real Madrid CF y con unas señas de identidad que son realmente prometedoras: atrevimiento, dinamismo, intensidad, antojo de pelota y goles. La permanencia es una meta rácana para un proyecto deportivo que puede permitirse soñar con algo mucho más grande.

Los números avalan la regularidad y la proyección de los gerundenses en este arranque liguero, puesto que al cabo de nueve jornadas ya suman 22 puntos, uno más de los que lograron cosechar al término de la primera vuelta en la última campaña. La cifra esconde un balance de siete triunfos, un empate contra la Real Sociedad CF y una derrota frente al líder, de donde se concluye que el equipo gana más del ochenta por ciento de todo lo que disputa. Gran parte de ese mérito está en la efectividad goleadora, teniendo en cuenta que el bloque rojiblanco lleva ya 19 dianas, el cuarto mejor registro del torneo.

Esta senda de campeón incorpora de igual modo un dato de récord para el Girona: por primera vez en su historia ha firmado cuatro victorias seguidas como visitante en la máxima categoría española, y lo ha hecho contra el Sevilla, el Granada, el Villarreal y el Cádiz. No en vano, los de Míchel juegan mejor en campo ajeno, y es que lejos de casa tan solo han dejado escapar un par de puntos en el estadio Reale Arena, mientras que en Montilivi la racha, algo más discreta, comprende nueve puntos de doce posibles. Con esta casilla de salida el técnico de Vallecas está decidido a superar la marca de veinticuatro a domicilio que dejó Pablo Machín hace seis temporadas.

Más allá del retrato que perfila la estadística, basta con poner el foco sobre el planteamiento táctico del entrenador para darse cuenta de que es ahí donde reside el éxito del equipo. Aunque este verano abandonaron la plantilla piezas clave como Santi Bueno, Oriol Romeu, Riquelme o Castellanos, el mercado de fichajes restableció el orden con las llegadas de algunos futbolistas que están apuntalando el once titular. Gracias a la buena labor estratégica de Míchel, que parece haber dado con la tecla para explotar de estas incorporaciones un rendimiento de primerísimo nivel, el Girona juega con estilo propio, con una esperanzadora cadencia de Champions. De hecho, en la mejor casa de apuestas española ya circulan algunos pronósticos que lo sitúan como uno de los favoritos para meterse en la próxima cita europea.

El cuadro gerundense tiene valentía desde la zaga cuando toca ponerse en modo ofensivo. Con Eric García y Daley Blind como pareja de centrales la salida de balón suele romper el espacio con fluidez para enganchar con el pivote en la línea de medios. La propuesta tiene además un enfoque asimétrico cuando intervienen los laterales; por la izquierda es Miguel Gutiérrez quien ejerce de interior para dejar el extremo a Sávio, y por el otro costado sucede lo mismo si no participa Yan Couto, que aprovecha todo el carril para que Tsygankov toque por dentro. Se trata de un cambio de roles que siempre resulta efectivo para mover al oponente y conquistar metros en ataque.

Es precisamente por las bandas por donde el juego rojiblanco avanza de una manera más incisiva, tal y como lo demuestra el hecho de que en estos momentos el Girona sea el conjunto de la liga que más balones cuelga en el área rival. De sacarle brillo a la sala de máquinas se encargan Aleix García, que sabe desenvolverse por toda la medular como organizador nato, y Yangel Herrera, que va sobrado de pulmón para ganar duelos, achicar espacios o mantener la presión alta. Con Iván Martín a su lado, la disposición entre líneas siempre es un valor añadido, y la trama la completan arriba Dovbyk o Stuani, dos jugadores al acecho del pase largo y muy resolutivos cuando llega la hora de bailar de espaldas a los centrales.

La idea general de Míchel, qué duda cabe, no es otra que la de construir una progresión sobre el césped repleta de futbolistas que se mantienen activos la mayor parte del tiempo. Atacar, atacar y atacar es la consigna que abrazan todos ellos. La regularidad y un Savinho diferencial que está superdotado para el regate, el desequilibrio, la imaginación y el tiro se ocupan del resto. El Girona convence, entusiasma y tiene mimbres para cerrar el curso en la zona alta de la tabla y desfilar por Europa.

Por Golsmedia