Muchos todavía lo extrañan y sueñan con un posible regreso. Sin embargo el crack argentino ya tiene decidido desde hace tiempo iniciar un proceso que lo acerque cada vez más a su casa. Sin embargo, siempre estarán abiertas las puertas del FC Barcelona para que haga lo que desee. Sin embargo, la única realidad es lo que pasó en la temporada 2020-2021, el cierre de una era que marcó no solo al FC Barcelona, sino también a la historia del fútbol mundial. Fue un año atravesado por la incertidumbre, las dificultades económicas del club y la sensación constante de que el final estaba más cerca que nunca. A pesar de ello, el argentino desplegó un nivel extraordinario, hasta el último momento.
Ese último año estuvo cargado de tensión y de emociones encontradas. El recuerdo del burofax de agosto de 2020, con el que Messi intentó forzar su salida, había dejado una herida abierta. La llegada de una nueva directiva y el peso de los problemas financieros configuraron un escenario inestable. Los aficionados que asistían al Camp Nou aprovechaban algunas ofertas de sitios de pronósticos deportivos con términos de bono claros y justos para sacar el máximo provecho de cada encuentro de Lionel Messi. Sitios como Casumo cuentan con una gran variedad de oferta pensada para los aficionados del fútbol en España.
En este artículo repasaremos cómo fue el adiós del argentino del club catalán.
El arranque de la temporada con dudas y frustraciones
La temporada 2020-2021 comenzó bajo un clima de incertidumbre. Messi había expresado que quería marcharse, pero terminó permaneciendo por respeto al club y para evitar un conflicto judicial. Ese inicio se tradujo en un rendimiento irregular del equipo bajo Ronald Koeman, con caídas inesperadas en la liga y un ambiente enrarecido en el vestuario.
El argentino, aunque más distante en los gestos, continuó siendo la pieza más influyente. Sus primeros partidos mostraban cierto desencanto, pero con el correr de las jornadas su aporte volvió a ser determinante. La prensa catalana hablaba de un Messi que jugaba con el corazón dividido: el compromiso de vestir la camiseta que lo vio crecer, pero la convicción íntima de que su ciclo estaba llegando al final.
La búsqueda de un rumbo en medio del caos
El FC Barcelona atravesaba una crisis deportiva y económica sin precedentes. El peso de la deuda millonaria limitaba la planificación y obligaba a un plantel plagado de jóvenes promesas, mezcladas con veteranos que ya no ofrecían el mismo nivel. En ese contexto, Messi asumió un rol doble: capitán dentro del campo y referente emocional fuera de él.
Aunque sus declaraciones mostraban desencanto, sus actuaciones transmitían lo contrario. Con goles y asistencias mantuvo viva la ilusión de pelear por los títulos. El equipo, sin embargo, se mostraba irregular y lejos de las mejores épocas. En la Champions League sufrió una dura eliminación a manos del Paris Saint-Germain, en una llave que acentuó la diferencia entre un Barcelona en declive y los nuevos gigantes europeos.
En LaLiga, la irregularidad dejó al equipo lejos de sus mejores versiones. La derrota frente al Granada en el Camp Nou, en el tramo final de la competición, fue una señal de que la remontada en la liga se había agotado. Messi, a pesar de todo, terminó como máximo goleador del campeonato, confirmando que su nivel individual estaba por encima del contexto.
Récords que confirmaron su grandeza
Si algo caracterizó al último año de Messi en Barcelona fue su capacidad de seguir rompiendo récords. En marzo de 2021 superó a Xavi Hernández como el jugador con más partidos en la historia del club, un registro que consolidó su condición de emblema absoluto. Llegó a 778 encuentros oficiales, cifra que lo situó en lo más alto de la tabla histórica y que será muy difícil de superar.
También conquistó por octava vez el Trofeo Pichichi al máximo goleador de la liga española, con 30 tantos en 35 partidos. En total, acumuló 38 goles y 14 asistencias en la temporada, estadísticas que reflejan una vigencia imponente hasta el final en el FC Barcelona. Más allá de las dudas y de las tensiones institucionales, Messi seguía siendo el corazón del Barça, el futbolista capaz de sostener con su magia los últimos destellos de una época dorada.
El título de Copa del Rey como último regalo
El gran clímax deportivo de aquella temporada fue la final de la Copa del Rey, disputada en abril de 2021 contra el Athletic Club en Sevilla. Aquel día, Messi ofreció una de sus últimas exhibiciones memorables con la camiseta blaugrana. Firmó dos goles en la goleada 4-0 y levantó el que sería su último trofeo con el club.
La imagen de Messi levantando la copa en el estadio de La Cartuja se convirtió en un recuerdo imborrable para la afición: el último título de la era más brillante de la historia culé. Fue también el recordatorio de que, incluso en tiempos de crisis, el argentino seguía marcando la diferencia. Para muchos hinchas, esa noche significó una despedida anticipada, aunque todavía no estuviera confirmada.