El Atlético Saguntino empató 0–0 ante el UD Castellonense el pasado fin de semana en el Camp Nou de Morvedre, en un encuentro correspondiente a la jornada 15 del Grupo VI de Tercera Federación que dejó sensaciones encontradas en el conjunto romano. Tras el partido, su entrenador, Guillem Beltrán, valoró de forma positiva el rendimiento de su equipo, aunque reconoció cierta frustración por no haber podido transformar el dominio en una victoria.
Dominio sin premio
Beltrán explicó que el empate tuvo un sabor agridulce, especialmente por la sensación de superioridad mostrada por su equipo durante buena parte del encuentro. El técnico destacó que, incluso con once contra once, el Saguntino llevó el peso del partido, controló los tiempos y apenas concedió ocasiones a un rival al que definió como el mejor equipo del campeonato. Desde su punto de vista, el Castellonense no llegó a generar peligro real, lo que refuerza la percepción de haber merecido algo más que un punto.
Pese a ello, el entrenador romano puso en valor el contexto del partido y las circunstancias de su plantilla, subrayando que el equipo compitió en un momento de dificultades, con varios jugadores forzando para poder estar disponibles y con una convocatoria condicionada por las bajas.
Juventud, respuesta y margen de crecimiento
En su análisis, Beltrán apuntó a la falta de experiencia como uno de los factores que impidieron al Saguntino dar el último paso hacia la victoria. El equipo terminó el partido con varios futbolistas que debutaban en la categoría o que acumulan pocos encuentros en Tercera Federación, una situación que, según el técnico, se nota en momentos clave donde falta ese punto de oficio para cerrar los partidos.
Aun así, el balance global fue positivo. Beltrán se mostró satisfecho con la respuesta de los jugadores menos habituales y con la actitud del grupo, convencido de que esa experiencia llegará con el paso de las jornadas. El entrenador dejó claro que el Saguntino seguirá siendo competitivo en la segunda vuelta y que el equipo está preparado para dar guerra en la pelea por los puestos altos.
