La pandemia provocó el parón repentino de la competición a mediados de marzo. Las ligas no profesionales no se reanudaron hasta mediados de octubre, por lo que pasaron siete meses en el mejor de los casos para que los equipos volvieran a disfrutar del fútbol en sus estadios. Pero no todos. El Silla CF se ha erigido como el equipo que más tarde ha vuelto a su feudo: más de nueve meses sin jugar como local en el Vicent Morera.
La mala suerte se ha cebado con el cuadro sillero en la 20/21. En cada ocasión que iban a jugar un encuentro en el Vicent Morera, el COVID hizo acto de aparición para impedirlo. En la jornada 2, fue un positivo en el Paterna CF el que evitó el retorno del Silla a su templo. Finalmente, cuando en la cuarta jornada iban a recibir al Vilamarxant, un brote de varios contagiados provocó la suspensión de ese choque y el siguiente, ante el Alzira.
el vicent morera no acogía un partido de tercera división desde el 1 de marzo
El club sillero cruzaba los dedos para que fuera en la jornada 6 cuando, esta vez sí, pudieran reencontrarse con el césped del Vicent Morera en partido oficial, pero la situación vírica en la plantilla no permitió la disputa del encuentro ante el Recambios Colón, el cuarto partido aplazado en seis jornadas. Cuando el Silla CF se recuperó del brote, tuvieron una jornada de descanso que les hizo no jugar el fin de semana pasado.

Finalmente, fue ayer por la tarde cuando disputaron el primer encuentro aplazado por el COVID en el Vicent Morera frente al Paterna CF, correspondiente a la jornada 2. Nueve meses y ocho días después desde que se despidieran de su afición sin saberlo, un 1 de marzo de 2020 ante el Crevillente Deportivo (0-0). El equipo de toda la Tercera División que más tarde ha vuelto a su campo y que, en consecuencia, más tardará en reencontrarse con su afición.
Será en el choque ante el CD Acero de la jornada 9, este domingo a las 16:30 horas, cuando la fiel afición sillera pueda entrar al Vicent Morera. Tan solo serán 150 aficionados, pero de seguro que se harán notar para rellenar el hueco que han dejado durante los nueve meses que han permanecido alejados del templo blanquet.