A mediados de los sesenta, en un humilde barrio de trabajadores junto al aeropuerto de Elche, germinó un modesto sueño futbolero. Torrellano, pedanía obrera, quiso tener su propio equipo. No había dinero ni instalaciones, pero sí pasión: los vecinos improvisaban partidos en el Campo de las Flores, un terreno de huerta con alambradas donde un once local hacía frente a quien se presentara. Aquel primer Torrellano CF, al que en broma llamaban “los galácticos” de 1955, no estaba federado y jugaba por amor al arte, pero sembró la semilla de algo mayor.
Del OJE al club federado
Tras años sin un club estable en los 60, la juventud de Torrellano se iba a equipos de Elche hasta que en los 70 surgió el Torrellano OJE – equipo auspiciado por la Organización Juvenil Española – liderado por un entusiasta llamado Pascual Alemany. Él consiguió unir de nuevo a los chavales del barrio para competir bajo el mismo escudo. Aquella iniciativa juvenil fue el embrión del primer club federado: en 1983 nació formalmente el Torrellano Club de Fútbol, que comenzó jugando en un campo de tierra junto al cementerio y la antigua fábrica de cartón, un escenario muy acorde al alma trabajadora del barrio.
Ascenso social y deportivo a Tercera
Desde entonces, el modesto equipo morado y blanco fue escalando divisiones regionales con tesón obrero. En 2000 logró ascender a Tercera División, compitiendo durante cinco temporadas entre los grandes de la Comunidad. El apoyo del barrio nunca faltó: generaciones de familias trabajadoras llenaban las gradas los domingos para alentar a “su” Torrellano, demostrando que aquel club era mucho más que fútbol, era el orgullo de una comunidad humilde. Aunque en 2009 el Torrellano CF se fusionó y transformó en otros proyectos deportivos, la esencia perdura hoy en el Athletic Club Torrellano, heredero de aquella historia heroica de los 60.
Un escudo hecho por el vecindario
En cada balón disputado en el césped del campo municipal Isabel Fernández resuenan ecos de sus fundadores: mecánicos, carpinteros, empleados del textil, que tras largas jornadas laborales se enfundaban la camiseta. Este club fue literalmente levantado por el barrio obrero de Elche, con sus manos y su corazón. Y esa identidad se siente en cada partido: Torrellano juega con la garra de quien sabe que sus cimientos fueron puestos por el pueblo.