El Castellonense prolonga su gran momento de forma. El conjunto de Iñaki Rodríguez se impuso por 1–0 a la Vall de Uxó en El Camp de l’Almenà gracias a un gol de Iker Garijo en el minuto 92, que desató la locura en la grada y permitió a los locales sumar su tercer triunfo consecutivo. La Vall, que jugó con un hombre menos desde el minuto 50 por la expulsión de Borja Vicent, resistió durante casi toda la segunda parte, pero terminó pagando el esfuerzo en los instantes finales.
Un final de locura en El Camp de l’Almenà
El duelo fue intenso y equilibrado hasta el último suspiro. La Vall de Uxó plantó cara durante toda la primera parte, incluso disfrutando de una buena llegada de Castaño que pudo cambiar el guion del partido. Sin embargo, el encuentro se rompió al inicio de la segunda mitad, cuando Borja Vicent vio la segunda amarilla en el minuto 50 y dejó a los visitantes con diez jugadores.
A partir de ahí, el Castellonense se adueñó de la pelota y empujó con insistencia, acumulando centros y jugadas a balón parado ante una Vall que se defendía con orden y sacrificio. El equipo de José Manuel Descalzo resistió hasta el límite, rozando un empate que habría tenido sabor a victoria por el esfuerzo desplegado.
Pero en el minuto 92 llegó el desenlace. Un balón desde la izquierda llegó al área e Iker Garijo, que había entrado desde el banquillo en el 58’, apareció en el lugar oportuno para empujarlo al fondo de la red. Fue su primer gol de la temporada.
El Castellonense se consolida arriba
Con esta victoria, el Castellonense alcanza los 11 puntos, se sitúa en séptima posición y continúa escalando con un partido pendiente por disputar ante el Alzira, aplazado por el temporal. El equipo suma ya tres triunfos seguidos y diez goles a favor por seis en contra, confirmando su candidatura al grupo de cabeza.
La Vall de Uxó, por su parte, desciende a la novena plaza con nueve puntos tras dos jornadas sin ganar. Pese a la derrota, el conjunto castellonense ofreció una imagen de esfuerzo y competitividad, y su técnico José Manuel Descalzo valoró el trabajo de sus jugadores pese al desenlace: el equipo compitió bien, pero la inferioridad numérica y la presión del rival acabaron inclinando la balanza.