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Mateu Alemany y Peter Lim, historia de un desencuentro

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Mateu Alemany VCF
Mateu Alemany, en una rueda de prensa en su anterior etapa en el Valencia CF. / Foto: VCF.

Mateu Alemany y Peter Lim, historia de un desencuentro

Mateu Alemany, en una rueda de prensa en su anterior etapa en el Valencia CF. / Foto: VCF.

El máximo accionista del Valencia CF, Peter Lim, define estos días en su mansión en Singapur las nuevos cargos que nombrará en el club valencianista para sustituir a la figuras de Mateu Alemany y Pablo Longoria. El asturiano ya se marchó del club y el mallorquín lo hará en los próximos días, u horas, una vez alcance un acuerdo definitivo para salir del club de manera amistosa rescindiendo los ocho meses de contrato que le restan.

Al aficionado valencianista le ha dolido mucho la marcha del técnico que consiguió dos clasificaciones para la Champions seguidas, pero sobre todo del que consiguió que su equipo volviera a ser campeón 11 años después el pasado mes de mayo en Sevilla. Eso sí, la salida de Marcelino no dejará un vacío tan grande como el que sí dejará entre los valencianistas con la salida de Alemany.

El balear llegó al club en marzo de 2017, cuando la entidad valencianista se desmoronaba deportivamente y en apenas unos meses consiguió a base de buenas decisiones, la primera de ellas frenar la llegada de Setién y fichar a Marcelino, conformar un equipo que volvió a colocar al Valencia CF en el lugar que le correspondía. Alemany se hizo cargo de un club en ruinas y lo dejará absolutamente mejorado en todo a nivel deportivo, que es la parcela que Peter Lim le encomendó y en la que le dio poderes hasta el pasado verano.

Todos los motivos del distanciamiento y la ruptura entre el asiático y el mallorquín los sabrán ellos dos, pero la realidad indica que el motivo más cercano de todos es la amistad de Alemany con Marcelino. Lim ha sentenciado al gestor que le ha vuelto a hacer tener un club puntero por entender que era una persona más cercana a Marcelino que a él.

La defensa frontal que Alemany hizo de Marcelino desde el mes de diciembre del pasado año, cuando Lim quería despedir al entrenador argumentando que le había dado todo lo que había pedido y el equipo no ganaba a nadie en Liga y había caído en Champions, provocó que el singapurense empezara a desconfiar de Alemany. El balear jamás dudó y llegó a poner a disposición su cargo si Lim echaba a Marcelino, cuando de nuevo en enero y tras caer en Vitoria y Gijón los asiáticos, Murthy a la cabeza, querían despedir al entrenador.

Lim por aquellas fechas ya le dijo a Alemany que aguantaba al técnico pero que su idea era despedirlo en verano porque veía la temporada perdida. Sin embargo, Marcelino le dio la vuelta a la situación y terminó entrando en Champions, in extremis en la última jornada, y logrando el título de Copa. Esos dos hitos hicieron que Lim se viera en la obligación de mantener al entrenador al menos el año de contrato que tenía pero sin ningunas ganas de mantenerlo porque el máximo accionista en junio quería cambiar el banquillo.

Esa idea se la sacó de la cabeza a Lim, una vez más, el balear, que eso sí, empezó a notar tras ganar la Copa que sus poderes para cerrar las operaciones empezaban a disminuir y todo se retardaba mucho o no se aprobaba desde Singapur. En plena pretemporada y tras varias negativas a fichajes, Alemany y Marcelino viajaron a Singapur, junto a Murthy porque vieron que su poder ya no existía y que ellos ya no planificaban la plantilla del Valencia CF y de hecho, ya nunca volvieron a tener ese poder. En aquella reunión Lim les manifestó confianza en su trabajo pero ya les avisó de que este verano las cosas cambiaban y él quería implicarse más en las decisiones deportivas.

Alemany volvió de ese viaje con la mosca detrás de la oreja y esa mala sensación se confirmó cuando le cambiaron las condiciones de la operación Lato y cuando pese a acordar con el Barça la cesión de Rafinha, Lim no cumplió su palabra y no aprobó la operación. Ahí fue cuando el balear entendió que su periplo en Valencia había acabado. Era finales de julio y el mallorquín tiró la toalla, avisó a Marcelino antes de un amistoso en Lisboa y le pidió al presidente salir de manera amistosa. Sin embargo, aquel lunes 29 de julio, Anil llegó con las ideas claras desde Singapur. O Alemany pagaba los 3 millones de su cláusula o no se iba.

Así lleva casi tres meses el balear. Sin mandar nada, sin decisión en ninguna operación, viendo como Lim ni siquiera tiene la delicadeza de informarle de hechos tan importantes como el acuerdo para vender a Rodrigo o de que echaba a Marcelino y sintiéndose extraño dentro de un club que él siente como parte importante de él por lo mucho logrado en dos años y medio. Desde ese viaje a principios de agosto a Singapur, donde Lim fue poco amable con el balear y le dijo a la cara que no le liberaría del contrato si no pagaba, las relaciones entre ambos están rotas pese a que Mateu ha ofrecido ir a Singapur a despedirse como caballeros y darse la mano. Lim no ha escuchado nunca las peticiones de Alemany y ahora está por ver si permitirá un acuerdo con el que el mallorquín pueda trabajar en otro club antes de julio de 2021 que es la prohibición que tiene su contrato.

En los próximos días debería haber una solución para el culebrón que llevará al gestor que más gloria le ha traído a Lim como máximo accionista y el asiático elegirá a un recambio para el balear. Seguramente este nuevo directivo no tenga nunca la independencia que si llegó a tener Alemany en sus decisiones.