Duelo marcado con una cruz roja en el calendario en el partido del Valencia. Ambos clubes han generado una nueva rivalidad que vivió su cénit en aquella mágica noche de enero en cuartos de final de Copa del Rey. El Valencia visitaba el Coliseum para rehacerse del mal trago copero de entre semana. El cuadro de Pepe Bordalás iba a ser un duro rival a batir: tercer clasificado y en una racha encomiable. Y el resultado así lo mostró, un 3-0 que no muestra la gran superioridad local durante los 90 minutos.
Los primeros 45 minutos se tiñeron de azulón. La presión local ahogaba la salida de juego del Valencia, que no pudo encadenar tres pases consecutivos durante la primera mitad. Los balones en largo y los pases inconexos abundaban sobre el verde del Coliseum. Con el paso de los minutos el Getafe disfrutaba de mayor posesión del esférico y mantenía a raya los inocentes contraataques del Valencia. Un Ferran errático y con los delanteros sin poder recibir balones, los ches resultaron nulos en ataque.
Las oportunidades cayeron en mayor medida del lado local, sobre todo con un Jorge Molina que parecía gozar de una segunda juventud, aunque le faltó concreción en sus remates. Primero, tras un testarazo sin marca rival que no envió al fondo de las mallas por muy poco. Jaume Doménech también desbarató varias ocasiones azulonas, sobre todo en los disparos de Molina, Cucurella y Maksimovic. Tan solo Maxi Gómez puso en alerta a David Soria en torno al minuto 40 con un disparo desde el área que tocó en un defensor local y no se convirtió en el 0-1 por poco. Sensaciones malas en cuanto a juego antes de encarar los segundos 45 minutos.
En menor medida, la segunda parte siguió la tónica de la primera mitad. El Getafe era capaz de cuajar jugadas para tratar de perpetrar un ataque que rompiera la igualada, mientras que el Valencia era incapaz de salir a la contra y generar peligro. Conforme pasaban los minutos mayores oportunidades generaban los pupilos de Bordalás, que se encontró con el 1-0 en el minuto 58. El disparo de Jaime Mata desde la zona derecha del área quedaba en un rechace tras la parada de Jaume, que terminó cayendo en los pies de un Jorge Molina que batió al gato de Almenara. Premio al merecimiento.
Tras ello, se podría esperar una reacción visitante, pero no fue así. El Valencia se encontraba muerto físicamente y el Getafe pletórico en todos los sentidos. Por si fuera poco, en el 63′ una tangana provocada por un posible penalti a Gayà incendió la grada y atrajo el partido a los gustos de Bordalás. Con este contexto llegó el segundo tanto del Getafe en el 67, también de Molina. El ariete aprovechó la inocencia de la zaga valencianista para llevarse un balón dividido y, con un golpe de cadera, sentar a Diakhaby y Kondogbia para batir a Jaume. Golazo humillante por las formas y el resultado.
La expulsión de Florenzi en el 78′ por una entrada causada por la frustración dejó sin opciones de remontada al elenco de Celades, si es que había alguna. Todavía restaba un último gol en la negra tarde valencianista. En el 87′, un balón en largo de David Soria le cayó a Jaime Mata en el centro del campo, quien con espacio por delante batalló junto a Dikahaby. El central francés se detuvo reclamando una falta que no hubo y dejó a Mata solo junto a Ángel al otro costado. El dos contra uno ante Paulista finalizó en tanto de Ángel después de hacer un gran recorte a Jaume.
Los últimos diez minutos fueron de regocijo local ante un Valencia que nunca igualó la intensidad de los azulones y que terminó por pagarlo. Una derrota negativa en las formas, en la consecuencia clasificatoria y en la moral de unos jugadores hundidos físicamente en plena subida al Everest.
