Duelo de poder a poder en el Clariano en el que los blaugrana golpearon con goles cuando mejor estaban los de casa. Foto: Ontinyent CF.
El equilibrio inicial se rompió de pronto con el tanto de Mújica; arrancó en posición dudosa y definió al fondo de la meta local. Mazazo en forma de gol del que los de casa se recuperaron al instante. Juanan pudo empatar poco después pero el remate salió alto, se cantó gol en una preciosa combinación blanquinegra finalizada con centro desde la derecha y fantástico remate de cabeza de Tito que con Iñaki batido se estrelló en el larguero y boto fuera de la línea de gol. Peor que el golpe del gol resultó la lesión del propio Tito, el mejor hasta el momento en ataque y constante peligro por la izquierda que fue sustituido por una lesión muscular. El último cuarto de hora fue blaugrana, acumulando ocasiones de gol. Un par de remates de Mújica se perdieron fuera por poco y un tiro ajustado de Aleñá desde la frontal lo sacó Craviotto. El partido era frenético y los visitantes demostraban su clase en brillantes y veloces combinaciones en zona de peligro. Tampoco los de casa se quedaban cortos, Torres controló en el interior del área un tanto escorado y disparo secó y duro a manos del meta.
En la segunda mitad el Ontinyent, por momentos, se adueñó del partido. Buscó con ahínco el empate y cuando más cercano parecía una genialidad de Collado en una acción por banda izquierda en que se zafó de cuantos le salieron al paso acabó con un centro envenenado que se estrelló, a criterio del colegiado, en la mano de Enrique José. Penalti. Lanza Aleñá y, con cierta fortuna, ya que el balón pasa por debajo del cuerpo de Craviotto, sentencia el choque. En absoluto se rindió el Ontinyent. Y las ocasiones se multiplicaron en las áreas. Mújica se quedó solo ante el cancerbero local pero incomprensiblemente remató alto, después Zarzo lo intentó con dos disparos; Juanan remató a bocajarro y rechazó la defensa. Los metas se erigían en protagonistas, Craviotto, muy atento atajó dos intentos de McGuane muy activo por la derecha. Una asistencia de tacón de Torres acababa en tiro de Carbonell que despejaba como podía Iñaki. El técnico local dispuso al central Julen Monreal como delantero para buscar el gol a la desesperada, esto provocó aún más espacios en defensa y en una de esas llegó el tercero. Aleñá desde la frontal firmó su doblete con un tiro raso, fuerte y ajustado al palo imposible para Craviotto.
Demasiado castigo para un buen Ontinyent que veía rota su excelente racha de resultados, ocho jornadas permanecía invicto entre liga y Copa, y no sabía lo que era perder en el Clariano. Se perdió una batalla pero el miércoles llega la madre de todas las batallas, uno de esos partidos que marca el futuro de clubes, técnicos y plantillas, la puerta que da acceso a jugar contra un grande de la liga. Un Melilla-Ontinyent en Copa del Rey.