El veintisiete de julio del pasado 2020, un humilde club de un pequeño pueblo de la provincia de Badajoz lograba ascender por primera vez en su historia a Tercera División Extremadura. Ese club era el AD Lobón.
El club lobonero, defendido por jugadores a tiempo parcial, ya que no cobraban nada en categoría regional, decidió premiar a la plantilla no haciendo excesivos cambios para jugar en la nueva categoría, manteniendo el bloque, y ofreciendo una prima por empate y victoria, extraída de las ayudas de la Federación Extremeña.
El AD Lobón mantuvo prácticamente intacta su plantilla a pesar del cambio de categoría
A pesar de ser una decisión honorable que engrandece al club la de mantener la plantilla, es a la par arriesgada. Riesgo que se materializó nada más comenzar la temporada, ya que, los hombres de Mario Ballesteros, tardaron más de la mitad de la primera fase en lograr su primera victoria, en la decimoprimera jornada ante el CP Chinato.
Todo apuntaba, al finalizar la primera fase, que la temporada del AD Lobón iba a ser una mera «aventura» de un año en categoría nacional, para volver a Primera Extremeña. El conjunto lobonero finalizaba en último lugar del subgrupo ‘A’, con doce puntos en veinte partidos, y comenzaría la fase de permanencia también en último lugar, a siete puntos del cuarto clasificado, el que marca la salvación.

Ahora, tras disputarse la primera mitad de la fase de permanencia, el conjunto gualdinegro ha resurgido de sus cenizas y no solo no ha conocido la derrota, sino que, además, ha cosechado tres victorias y dos empates. Es decir, han logrado, en cinco partidos, un punto menos que en los veinte de la primera fase.
La salvación, que parecía una quimera, ahora se encuentra a tan solo tres puntos, con quince por disputarse, y el club lobonero dependerá de sí mismo para lograrla.