Muchas veces se nos olvida que ese jugador que ha fallado esa oportunidad clave del partido en el minuto 89 es una persona, como también lo es cuando en el 91 marca el gol decisivo para la victoria. Y como persona que es afronta el partido con un estado de ánimo, con su felicidad o su tristeza del momento. La vida es una montaña rusa de situaciones, una de ellas: una ruptura sentimental.
¿Una ruptura sentimental puede torpedear una buena trayectoria deportiva? ¿Cómo puede el jugador seguir rindiendo bien en el fútbol sin que le afecte que su relación con su novia se ha terminado? Estas son las preguntas que nos hemos hecho en Golsmedia poniéndonos en la piel de los jugadores. Para encontrar respuesta a esta pregunta hemos contactado con Álex Pereira, jugador del CD Acero de la Tercera RFEF G 6 y psicólogo profesional.
“Es una situación que requiere tiempo, no vamos a poder sentirnos bien a las semanas. Tengo que ser comprensivo conmigo mismo si no me encuentro igual dentro del campo”
P. Como psicólogo ¿qué supone para una persona una ruptura sentimental?
Una ruptura amorosa es un proceso muy duro por el que muchas personas han tenido que pasar por algún momento en su vida. Las emociones que acarrea la ruptura son naturales y propias de la importancia y del vínculo que tienes con esa persona. Las rupturas siempre suelen ir acompañadas de 3 emociones que actúan de forma cíclica, como etapas por las que pasamos durante x tiempo y saltamos a otra emoción. Estas son la tristeza, el enfado/ira y el asco. Estas tres se van intercalando con el paso de los días y las semanas. Es importante recalcarlo porque a la gente le sorprende este vaivén de emociones.
P. ¿Cómo le puede afectar a un jugador una ruptura amorosa?
La ruptura amorosa afecta a todo el mundo por igual, todo depende del grado de vinculación con la otra persona, las expectativas de futuro que m había planteado y el tipo de ruptura que se haya producido. Para un deportista es igual de negativa, es un golpe duro que naturalmente cuesta un tiempo asumir. Por supuesto que puede diezmar su estado físico y mental ya que, ante un golpe de este tipo, las funciones básicas de la persona se van a ver alteradas como el sueño, el hambre, el lívido, la concentración…
P. Tú además de psicólogo profesional eres jugador ya con muchos años en un vestuario, en diferentes equipos. ¿Te has encontrado jugadores que una ruptura les ha afectado mucho su rendimiento?
Sí, por supuesto. Pese a que por desgracia, todo lo relacionado con los sentimientos y las emociones todavía no hemos conseguido que los vestuarios se perciban como un sitio donde expresarse con libertad, he tenido compañeros que por la cercanía o la profesión han decidido contar conmigo para expresarse. Es algo necesario para empezar a canalizar positivamente el proceso. Vivir solo una ruptura no es recomendable. Conectar con otras personas valida tu emoción y eso hace que las emociones no se enquisten. Por tanto, este es un buen punto para comenzar a trabajar para encontrarse mejor. En relación a su rendimiento, me he encontrado de todo. Pero en general, si ha sido algo inesperado o el motivo de la ruptura no era mutuo o compartido por el jugador, este se verá más afectado.
P. ¿Qué puede hacer un jugador para que le afecte lo menos posible una ruptura con su novia en un momento importante de su trayectoria deportiva?
En primer lugar lo dicho, comunicar. No tiene por qué vivirlo él solo. La percepción de soledad es un factor de pronóstico negativo. En segundo lugar, aunque es una tarea compleja, es muy bueno entender que las personas estamos compuestos de diferentes áreas o ámbitos y no tienen porqué estar conectadas. Durante los entrenamientos o partidos no puedo solucionar nada de mi relación personal. Tengo que conseguir estar presente en lo que haga. Cuanto más ocupado pueda estar, menos volumen de pensamientos dedicados a la ruptura. Por otro lado, comprensión propia. Esto es fundamental. No puedo exigirme tanto, cuando acabo de pasar por esta situación. Si fallo, tranquilidad. Si no me encuentro con las mismas sensaciones, tranquilidad. De mi comprensión y calma hacia mí mismo dependerá llevar este proceso de forma más natural. En terapia lo llamamos autocompasión, el objetivo es tratar de atender el sufrimiento de uno mismo y no evitarlo.Por último, como digo siempre, tienes la oportunidad de acudir a un profesional como el psicólogo que podrá trabajar en profundidad en el caso.
“El vestuario ha sido y será un refugio donde sentirse acompañado, no todo son risas en él. Se trata de un equipo y cada equipo lo componen x jugadores y cada jugador lleva una mochila”
P. Supongo que el apoyo del vestuario también será muy importante en ayudar al compañero en que no le afecte en su rendimiento… Son muchas horas en un vestuario a la semana entre entrenamientos y partidos…
P. Y tanto, es algo fundamental. El vestuario ha sido y será un refugio donde sentirse acompañado. No todo son risas en él. Se trata de un equipo y cada equipo lo componen x jugadores y cada jugador lleva una mochila a cuestas con sus experiencias, su vida personal, etc y esa mochila tiene un efecto en la plantilla al completo. Esto no quiere decir que se tenga que tratar una ruptura entre todo el equipo, pero cada miembro de la plantilla tiene que saber que si un compañero tiene una situación de este tipo, se tiene que ser más comprensivo con él, más empático y tener un pelín de paciencia. Todo esto será clave para conseguir que se encuentre mejor cuanto antes. Un simple “si te apetece tomar algo después del entrene y me cuentas como vas…” puede ser la mejor terapia entre compañeros.
P. Supongo que la experiencia hará que sepas medir y controlar también este tema, ¿es así? Quiero decir, para un adolescente de 15, 16, 17 pues es un momento más “loco” en lo sentimental y es una etapa también clave de los jugadores de pasar de juvenil a amateur. ¿Qué consejo les das a estos chicos y chicas de estas edades para que sus relaciones personales no les afecten en un momento clave?
Aunque no lo parezca (sonríe) hace tiempo que pasé por esas edades pero trabajo a diario con adolescentes y en esas etapas se vive la vida de una forma muy pasional, muy intensa. Llegan los primeros amores y ocurre eso, conoces el amor y cuando lo conoces y se acaba, crees que se acaba todo. Que ya nada tiene sentido y que no voy a estar nunca con alguien como él/ella… Si hoy escribo esto es porque todos, en mayor o menor medida, lo hemos sentido así y fíjate… Aquí estamos, nadie «murió de ello» pero todo el mundo creyó que sí.
Por último les diría y les digo que a estas edades preocupa mucho lo que piensen los demás sobre ellos y se vive la ruptura como un fracaso personal y que nadie puede saber porque ¡vaya vergüenza! Y claro, al final no lo cuentan. Y tal y como os comentaba más arriba, el sentimiento de soledad y aislamiento es muy duro para cualquiera.
