Nacho Martín ha conseguido lo que quería. Cogió al equipo en una situación muy delicada la pasada campaña, último en la tabla y lejos de los puestos de permanencia. Han pasado 8 meses desde entonces y una pandemia mundial entremedio. Ahora el Tudelano es otro, Nacho Martín ya ha dado con la tecla.
Además, el inicio de su periplo fue costoso. Tres derrotas consecutivas después de un empate. Sin embargo, los dos resultados siguientes dieron alas a una afición que veía posible el sueño de la permanencia, la victoria ante Unionistas y el empate con la portería a cero ante el Guijuelo invitaban al optimismo.
Sin embargo, la pandemia cortó de raíz la 19-20 y al Tudelano con todo cuesta arriba la decisión de no haber descensos le cayó con una bendición. Desde ese momento, el club entendió que era el momento de apostar por una plantilla con caras conocidas en el pasado y jugadores que se asemejaban a lo que el técnico riojano deseaba en base al modelo de juego.
Líderes con un modelo de juego muy claro
Un modelo que se ha cimentado en mantener una línea de presión no muy alta pero sí muy intensa en zona media y que con balón busca las llegadas por fuera con las incorporaciones de los laterales. Unas señas de identidad muy claras que se han podido ver en los dos partidos disputados ante Ejea y Osasuna Promesas.
Dos partidos muy diferentes pero muy bien enfocados por parte del entrenador y aplicados a la perfección por los jugadores que les han permitido sumar seis puntos y liderar la tabla de 2ªB, un hecho histórico en Tudela. Una situación que refleja la buena dinámica del equipo y es que aire nuevo sopla en la capital ribera.