El CF Rayo Majadahonda, jugándose toda la temporada en el último partido de la segunda fase, consiguió dar su mejor versión y derrotar a un CF Villanovense que se quedó a las puertas del soñado ascenso. La Primera RFEF conocerá el próximo año al CF Rayo Majadahonda, y el CF Rayo Majadahonda conocerá a la Primera RFEF en el momento de su creación. Una categoría en la que están los mejores equipos de España no podía estrenarse sin la presencia de un coloso como el conjunto majariego, que puede sentirse muy orgulloso de la hazaña conseguida.
Para muchos, el final decepcionante de la fase regular, unida a la derrota en el Cerro del Espino ante el conjunto extremeño, supuso dudar de las capacidades de esta plantilla. Una plantilla que, habiendo sido muy bien liderada durante mucho tiempo por Antonio Iriondo, mejoró ostensiblemente con la llegada de Abel Gómez al banquillo. Sus conocimientos, sumados a la confianza que le transmitió a los suyos, fueron suficientes para relanzar el juego del equipo, mucho más atrevido y ofensivo en los últimos meses.
Contra viento y marea, y con la etiqueta de ser un técnico no tan experimentado como su predecesor, el sevillano consiguió levantar el ánimo de una afición que asumía con resignación cómo el club de sus amores se complicaba la vida en el tramo más importante del año. Fue ahí donde precisamente vimos una de los detalles que se le echó en cara a Iriondo en muchas ocasiones, la falta de autocrítica.
Entonces, Néstor Susaeta, capitán del equipo, se apoderó de ese discurso que tanto bien hace en un grupo. De nada servía invertir el tiempo en poner excusas en lugar de hacer un ejercicio de introspección que hiciese ver al seguidor blanquiazul que era más importantes lo que ocurría de puertas hacia dentro. Ya que es ahí, en el día a día, donde el Rayo Majadahonda ha trabajado en silencio y con la mente puesta en su objetivo. Un objetivo que más que ser un sueño, como para muchos otros, fue desde el principio una obligación.
La responsabilidad y la tensión que ello supone solo la conocen los futbolistas, que en cada derrota se han sentido en deuda con la afición rayista. Y ha sido esa actitud, luchadora e inconformista la que les ha permitido sobreponerse a los golpes más duros, aquellos que hubiesen tumbado y hundido a otros menos fuertes mentalmente. Por ello, podemos asegurar que el ascenso del CF Rayo a Primera RFEF ha sido difícil y merecido a partes iguales.