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El Real Betis vuelve a saborear la gloria copera ante el Valencia CF

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Álex Quevedo presentando como nuevo jugador del Villarreal CF. Foto: VillarreaL CF.
Hugo Duro en la final de la Copa del Rey.

El Real Betis vuelve a saborear la gloria copera ante el Valencia CF

Hugo Duro en la final de la Copa del Rey.

El partido de los partidos. La final de finales. La Copa del Rey tocaba techo y llegaba a su culmen con la disputa de un auténtico partidazo: Real BetisValencia CF. La Cartuja se volvía a llenar para vivir un encuentro más que ilusionante para ambas parroquias. Una de las mejores temporadas del conjunto bético en los últimos años podía contar con recompensa metálica… y en su propia ciudad. Los valencianistas se agarraban a la Copa como clavo ardiendo para disfrutar de otro éxito tres años después de hacerlo por última vez. Y, de nuevo, en Tierra Santa. Una final con gran ambiente, mejor hermandad entre aficiones y que resultó un lujo para los amantes del fútbol.

José Bordalás sorprendía en el once inicial con la alineación de Ilaix Moriba, quien no se contemplaba como titular, por un Bryan Gil sorprendentemente suplente. A destacar la aparición desde el inicio de Foulquier en el costado derecho de la defensa en detrimento de Thierry Correia. Ambos movimientos se contemplaban como un avance de la idea de partido que proponía el técnico alicantino. Defensa, contundencia, asociación y replegados. El resto de protagonistas valencianistas, lo esperado. La magia de Soler, la contundencia de Guillamón y la defensa de cinco hombres. En el Real Betis, sin novedades. Bravo se encargaría de dotar de experiencia a su equipo en portería. Pellegrini sacaba toda su artillería: Juanmi, Fekir y Borja Iglesias. Por detrás, Canales repartiendo juego. Dos laterales muy ofensivos como Álex Moreno y Bellerín para tratar de romper la zaga valencianista.

El choque en su previa ya albergaba grandes esperanzas para disfrutar de un gran espectáculo. Los de Manuel Pellegrini han sabido encontrar su estilo marcado en base a la posesión y a la verticalidad. También al talento individual de Fekir o Canales. Los de Bordalás, por su parte, dibujaban la forma completamente opuesta a los verdiblancos. Defensa de cinco, contraataques vertiginosos y explosividad de Guedes como bandera. Un choque de estilos, formas de pensar y actuar, que solamente podía dejar un glorioso vencedor. Esta noche, en La Cartuja, saboreó la gloria el Real Betis.

La mayoría bética se notó desde el pitido inicial en La Cartuja. Multitud de aficionados verdiblancos repletaban las gradas centrales del estadio, dejando a los valencianistas en minoría. El Real Betis salió al partido encendidísimo. Como si hubiesen jugado una plenitud de finales por el camino. Espoleados por su enérgica afición, trataron de hacer mella desde el primer momento a la defensa valencianista. No parecía muy entonado el Valencia en los primeros instantes de choque, con algunas faltas de entendimiento y resultando un manojo de nervios. La pérdida de Diakhaby y los resbalones de Paulista o Alderete demostraban que las cosas no funcionaban bien en territorio che. Los de Pellegrini olieron el miedo. Con valentía. Y anotaron primero. Corría el minuto 10 cuando Bellerín, consciente de su faena en la noche de hoy, corrió la banda en busca del balón filtrado a su espacio. Con hueco por delante cabalgó y puso un centro medido hasta encontrar la testa de Borja Iglesias. El panda se buscó muy bien el espacio entre tres centrales y batió a Mamardashvili por el centro de la portería, con un cabezazo potente. El gol hizo retumbar a toda La Cartuja. El inicio soñado por parte bética.

el valencia se mostró muy nervioso en el primer tercio de partido

El Valencia pareció rehacerse bien del golpe bético. Fue a partir de Guedes donde todo comenzaba en el equipo de Bordalás. Soler, Moriba, Alderete… todos buscaban al genio portugués para que, a través de sus chispazos, pudiera generar peligro por el costado derecho. Lo hizo en varias ocasiones, buscando centros e internadas que complicaban la tarea defensiva bética. Aunque el Real Betis no se amedrentó, ni se echó atrás, tras el 0-1. El combinado de Pellegrini sabía que los costados eran el punto débil valencianista, donde se encontraban menos efectivos visitantes, y a través de abrir a los centrales podían encontrar a sus referencias en el área. Álex Moreno, Bellerín y Canales en menor medida colgaban balones asiduamente para hacer daño a un Valencia algo desconfiado atrás.

El Betis consiguió incomodar de sobremanera a un Valencia desconfiado, dubitativo y sin notarse automatismos. Juanmi disfrutó de otro testarazo importante para anotar el posible 0-2 en una jugada parecida a la del primer tanto bético, pero esta vez el cuero se paseó por el costado derecho del palo de Mamardashvili. Cuando mejor estaban los locales, cuando peor estaban los visitantes, cuando Diakhaby había rozado la tragedia con un pase atrás que cerca estuvo de aprovechar Borja Iglesias, fue cuando el Valencia asestó su primer golpe. En el 32’, una combinación espectacular, rápida y vertiginosa que arrancó Diakhaby por el costado derecho del campo valencianista. Una buena triangulación junto a Foulquier y Soler que terminó encontrando el desmarque de Hugo Duro. El ‘19’ che, como si jugar finales fuese su costumbre, no tembló en realizar una vaselina magistral para batir a Claudio Bravo y poner la igualada de nuevo en el marcador. La fiesta se trasladaba al bando contrario, relajando a una hinchada bética que se había mostrado enfervorecida hasta el momento.

Hugo Duro cabalga hacia el área bética para anotar el 1-1. Foto: RFEF.

La contienda se igualó y aminoró de intensidad una vez el Valencia volvió a su filosofía inicial. El Betis no parecía encontrar los mismos agujeros que antaño tuvo, mientras que los valencianistas sí supieron mejorar sus prestaciones defensivas. Aun así, los béticos contaban con mucha calidad en tres cuartos de campo y las llegadas, previsibles, también eran peligrosas. Canales se encontró con la madera en su disparo en torno al minuto 43, respondiendo a un contragolpe valencianista que Hugo Duro desbarató al no conectar el pase de la muerte con Guedes. La tensión se mascaban en ambos bandos al ya conocer el peligro del equipo rival. Incluso los ánimos decrecieron en ambas partes, fruto del paso del tiempo y de la igualada en el electrónico. El pitido del árbitro y sus brazos señalando el vestuario marcaron el final del primer tiempo y el inicio de la tarea de Pellegrini y Bordalás para llevarse la final.

El segundo tiempo arrancó con una vitalidad digna de elogio del Valencia. Tanto equipo como afición demostraron garra desde un primer momento, sorprendiendo a un Real Betis que pareció salir al terreno de juego sorprendido con el cambio de filosofía che. Los errores de los jugadores béticos se coreaban en una afición che menor en número, pero muy venida arriba. Las ocasiones no tardaron en llegar: en el 50’, Hugo Duro y Guedes trazaron una genial combinación en el lado izquierdo del área bética y el astro portugués encontró, de nuevo, al ‘19’. Con todo a su favor, Duro no encontró meta en el área pequeña. Manos a la cabeza en la grada valencianista, que ya se preparaba para cantar otro gol para los suyos. El susto hizo despertar a una afición bética dormida hasta el momento, también sorprendida por cómo había comenzado la segunda parte su Betis.

En el 53’ llegaba otro susto provocado por el Valencia. Foulquier y Guedes triangularon a las mil maravillas y encontraron a Soler en gran posición del centro. El cerebro che puso un centro medido que encontraba a Ilaix Moriba solo, pero el centrocampista cedido por el RB Leipzig no acertó en su disparo. Guedes, Hugo Duro y Soler se convirtieron en todo un mal de cabeza para la defensa bética. Las tornas se cambiaron respecto a la primera mitad, como si todo el nerviosismo hubiese pasado al bando andaluz y la experiencia en situaciones de este cariz se demostrara en el bando blanquinegro. Como se hubiese presupuesto en un primer momento.

el betis supo reponerse al gran inicio de segundo tiempo del valencia

Poco a poco el Real Betis fue despertando, aunque no llegó a impresionar tanto como hiciera en la primera mitad. La posesión se dividía entre ambos equipos y nadie conseguía imponer un dominio claro como sí sucediera previamente. Aun así, fueron los verdiblancos los que disponían ahora de mejores ocasiones. Primero, una combinación entre Fekir y Borja Iglesias en el área que taponó justo a tiempo Paulista antes de que el balón se dirigiera peligrosamente a la meta de Mamardashvili. En el 64’, el saque de banda de Álex Moreno se sirvió rápidamente hacia un Borja Iglesias descolgado en el área valencianistas. De espaldas combinó con Fekir y éste forzó la primera grandísima parada del encuentro de Mamardashvili. Tres minutos después era Canales el que probaba desde lejos y no anduviese lejos de sorprender al portero del Valencia.

Con el peligro en el cuerpo de ambos equipos y superado el momento dulce en uno y otro bando, el río volvía a su cauce y el Betis volvía a buscar los agujeros valencianistas en defensa. Los encontraban, sobre todo cuando los verdiblancos paseaban por la frontal del área. Pese a que el Valencia disponía de cinco efectivos alineados en defensa, la zaga no parecía ajustarse bien a las llegadas de Fekir, Juanmi y Borja Iglesias. Fruto de ello nació un balón raso, flojo pero colocado, de Fekir en el minuto 77 que se estampó en la madera. La afición andaluza renacía y trataba de llevar en volandas a su equipo en los momentos más decisivos de la final.

Hubo que esperar al minuto 78 hasta ver un cambio en el partido: Correia sustituía a Moriba en el Valencia para intentar ofrecer algo más de rapidez y eficacia en ataque, colocando a éste en el extremo. No pareció surtir efecto: el Betis demostró tener más coraje y corazón y aprisionó al Valencia. Las pocas cartulinas amarillas que recibían los de Bordalás encendieron la mecha que los propios jugadores se encargaron de explotar con sus buenas acciones ofensivas. Fekir, en el 82’, se encontró con un balón en el área solo para batir a Mamardashvili, pero de nuevo el georgiano sacó a relucir su tremenda calidad para repeler el cuero.

Los minutos pasaban y nadie conseguía ostentar un dominio claro en los instantes finales, aunque ello no significaba que no se realizasen acercamientos por los dos lados. Fue el Valencia el que consiguió poner el susto en la afición rival en más ocasiones, sobre todo a raíz de la introducción de Racic y Bryan Gil. Eso sí, el Betis seguía teniendo un peligro brutal a la contra pese a todo, y Mamardashvili volvió a sacar a relucir su sentido arácnido. También Bryan Gil disfrutó de un contraataque finalizado por Hugo Duro y que obligó a Bravo a sacar el pie para evitar el 1-2 en el 90′. Con todos estos ingredientes, ambos equipos se encararon hacia una prórroga agónica que decidiría la suerte de uno de los dos.

En la primera mitad de la prórroga apenas sucedieron ocasiones. Los dos equipos sabían lo que se estaban jugando y nadie se atrevía a perder lo construido durante 90 minutos. Una pausa en un partido loco con múltiples ocasiones pero que, en estos 15 minutos, simplemente no se vislumbraron. El Real Betis fue el encargado de manejar la posesión y el Valencia de salir a la contra aprovechando la savia fresca de Bryan Gil y Correia. Sin resultado. También contaban los béticos con pulmones nuevos con las entradas de Willian José y Guardado, claves para el segundo tiempo.

Más acercamientos agónicos se produjeron a partir del 105′. Bryan Gil fue el desencadenante de todos los problemas del Real Betis cuando el Valencia salía al contraataque, mientras que Willian José conseguía asociarse con las fintas y los ‘sprints’ de Joaquín para alterar el ritmo cardíaco che. Parecían pesar más las piernas en equipo bético pese a que fueran los visitantes los que más tiempo pasaran corriendo detrás del balón. Con ello el Valencia conseguía hilar llegadas que, pese a no transformarse en ocasiones, ponían a su grada de pie y mantenían lejos el peligro que bien sabían que el Betis tenía. Ahora, con Tello, Willian José y Aitor Ruibal como tridente ofensivo. El cansancio pudo más que el corazón en muchos tramos de la prórroga y solo el aliento de ambas hinchadas les permitía acercarse a área rival, aunque sin las ideas frescas. Nada pudo frenar el inevitable final de los penaltis.

La tanda se llevaría a cabo en la portería donde se situaban los aficionados del Real Betis, siendo Soler el primero en disparar. Un auténtico golazo por la escuadra para aliviar nervios. Le seguía Willian José, que engañó a Mamardashvili para poner el 1-1. Racic continuaba y hacía lo propio sin dar oportunidad a Bravo. Joaquín era el siguiente, y cerca estuvo el guardameta georgiano de atajarlo, pero el 2-2 brilló en el marcador. El incansable Guedes era el siguiente protagonista, volviendo a engañar a Bravo para seguir con ventaja. Máxima presión para Guardado, al que no le tembló el pulso para mandarla al fondo de la red. Yunus Musah era el cuarto lanzador che, y el primero en errar: la mandó al limbo. Bola de partido para el Real Betis en las botas de Tello, que ponía el 3-4 y la absoluta responsabilidad en Gayà. No erró el capitán. Sería Miranda el protagonista del posible penalti decisivo, y gol. El Real Betis es campeón de Copa del Rey.

Ficha técnica

Real Betis (1): Bravo; Bellerín, Pezzella, Bartra, Álex Moreno (105′, Miranda); Guido Rodríguez, William José (101′, Guardado), Canales (110′, Tello); Juanmi (84′, Joaquín), Fekir (110′, Aitor Ruibal), Borja Iglesias (101′, Willian José).

Valencia CF (1): Mamardashvili; Gayà, Diakhaby, Paulista, Alderete, Foulquier (99′, Yunus Musah); Guillamón (84′, Racic), Ilaix Moriba (77′, Correia), Carlos Soler; Hugo Duro (84′, Bryan Gil), Soler.

Goles: 1-0, Borja Iglesias (10′); 1-1, Hugo Duro (32′).

Árbitro: Alejandro Hernández Hernández (colegio canario) amonestó por parte local a William Carvalho (14′), Bellerín (71′) y Borja Iglesias (94′); y por parte visitante a Paulista (4′), Guillamón (73′),  Alderete (90′), Correia (90’+1′) y Carlos Soler (94′).

Incidencias: Final de Copa del Rey disputado en el Estadio de La Cartuja (Sevilla).