Cuatro meses después y con dos operaciones a la espalda, el portero del Huracán Valencia Albert Escuín está listo para volver a competir. Algo que no habría conseguido sin la generosa ayuda del Levante UD.
Corría la jornada 12 del Grupo VII de División de Honor, Levante y Huracán se medían en un duelo que acabó con victoria local, aunque lo más doloroso para los rojiblancos no fue la perdida de los tres puntos, sino la grave lesión de Albert Escuín, en una jugada totalmente fortuita. El joven portero sufrió una rotura del tercer y cuarto metacarpiano de la mano derecha, de la cual fue operado hasta en dos ocasiones.
En la primera le pusieron una aguja y un tornillo, pero dos semanas después le tuvieron que volver a operar porque la aguja se movió y se desplazó la fractura. En esta ocasión retiraron lo anterior y le colocaron dos placas de titanio y un injerto del codo en el cuarto dedo con el consecuente yeso. Estas aunque son más agresivas también son más efectivas, y dado que la fractura era bastante grave era la mejor opción.
Pero las adversidades nunca vienen solas. A las dos semanas de la última intervención, Albert debía iniciar la rehabilitación, pero lo que realmente empezó fue su particular calvario. Iba a realizar la recuperación con el primer equipo y el entrenador de porteros para adelantar los plazos y poder estar en enero nuevamente de vuelta, sin embargo el primer equipo desapareció y poco después, el fisioterapeuta del Juvenil A se marchó por impagos. Esto derivó en retrasos con su puesta en marcha y además empezó a generarle secuelas en la articulación. Se le creó rigidez en la mano al no realizar trabajo de movilidad y había riesgo de que perdiese el 30 por ciento de la extensión por el mismo motivo.
Tuvo que empezar a costearse de su bolsillo la rehabilitación porque “ningún dirigente se ofreció a pagarme nada en ningún momento. Tan solo decían promesas vacías con que iban a traer otro fisio” recuerda ahora Albert. “Durante dos meses estuve yendo a dos fisioterapeutas, Borja y Jordi Pastor con los que coincidí en mi etapa con el Levante y sabía que trabajaban muy bien”.
Sin embargo, desde el 8 de febrero y hasta el 14 de marzo, la vida de Albert dio un vuelco inesperado. “Jordi Pastor (fisioterapeuta, entre otros, del Juvenil A del Levante) le explicó mi caso a Andres Pardo (subdirector y coordinador de fútbol-11)”. A los pocos días, el club puso a disposición del joven guardameta todos los medios para que el exjugador de la cantera granota (Albert jugó en el Levante en su etapa de cadete y el primer año de juvenil) pudiera volver a ponerse los guantes esta temporada.
“Estuve un mes subiendo a Buñol para tratarme como un jugador más, con visitas al médico del primer equipo Miguel Ángel Buil, con Pablo Boti el readaptador haciéndome ejercicios y con el importantísimo trabajo que me hacía Jordi, tanto físico como mental cuanto todo iba mal, apoyándome en todo momento. Además me gustaría decir que todos los jugadores me trataron de igual y no me sentí inferior a nadie, lo que resalta su calidad humana. Igual que Igor Oca y todo su cuerpo técnico (Alberto, Diego e Iván) que se interesaban de la misma forma por mí. No tengo suficientes palabras para agradecer todo lo que han hecho por mí”.
La semana pasada recibió por parte del médico del primer equipo el visto bueno para volver a entrenar y tras siete días afirma que “las sensaciones son buenas sensaciones, ya tengo la ficha y ahora lo que más feliz me haría es poder sentarme en el banquillo el jueves en el partido contra el Levante (12 horas, Mundial 82). Hace cuatro meses que no siento la sensación de estar en un partido y tengo muchas ganas”.