222 millones de euros. Esa es la astronómica cantidad que el Paris Saint Germain pagó en 2017 por hacerse con los servicios de Neymar, que por aquel entonces defendía la elástica blaugrana. Es, hasta la fecha, el fichaje más caro de la historia del fútbol reciente, pero no es el único cuyas cifras resultan casi ofensivas.
En 2018, el Barça pagaría 160 millones por Philippe Coutinho, y el PSG, de nuevo, invirtió 135 millones en fichar a Kylian Mbpappé. El año pasado, por su parte, asistimos a la compra de Joao Félix por parte del Atlético de Madrid por la friolera de 127 millones de euros, mientras que el Barça ayudaría al club colchonero a recuperar parte de esa cantidad con el fichaje de de Antoine Griezmann, que supuso un desembolso para las arcas culés de 120 millones.
El PSG pagó 222 millones de euros al Barcelona por Neymar, el fichaje más caro de la historia del fútbol
Estas sumas de dinero tan elevadas han provocado en los últimos años un gran debate a nivel social, sobre todo porque están muy relacionadas con el dinero que los jugadores cobran en calidad de salario. Es evidente que si un club invierte tantísimo dinero en un futbolista, el jugador en cuestión también percibirá un sueldo muy elevado. Neymar, por ejemplo, cobra más de 3 millones de euros al mes, mientras que Mbpappé y Griezmann no llegan a esta cantidad pero se sitúan muy cerca.
En un clima generalizado de precariedad económica, que haya personas que cobren tanto dinero genera cierto malestar en la población, también entre los seguidores más fieles del deporte rey. A grandes rasgos, pocos entienden cómo es posible que un deportista pueda cobrar tanto por jugar al fútbol; es una afirmación muy simplista, seamos justos, pues no se trata de salir a dar patadas a un balón como lo haríamos cualquiera de nosotros, sino que los jugadores llevan a cabo un intenso trabajo de entrenamiento. No obstante, el malestar es comprensible.
Neymar cobra más de 3 millones de euros al mes, y mbappé y griezmann se sitúan cerca
Ahora esta situación, que parecía ajena a las grandes esferas del fútbol mundial, por fin ha sido abordada por uno de los dirigentes del fútbol europeo. Fritz Keller, presidente de la Federación Alemana de Fútbol (DFB, por sus siglas en alemán), cuya liga se ha reanudado con un nuevo calendario, ha hecho público un comunicado en el que insta a todas las federaciones europeas a reflexionar sobre los elevados salarios que se observan en la industria del fútbol.
Para Keller, las cifras astronómicas de las que hablamos en los párrafos superiores, no solo no impiden que los clubes puedan alcanzar una sostenibilidad financiera, sino que también alejan, poco a poco, a la sociedad del deporte, viéndolo como un espectáculo cuyo único propósito es generar dinero.
Así, el presidente de la DFB propone que se llegue a un acuerdo común para fijar un tope salarial para todos los futbolistas europeos. Si bien no ha expresado en este sentido qué cifra sería la idónea para él, sí ha instado a abrir un diálogo en esta línea para llegar a un acuerdo al respecto que se adapte al derecho comunitario, incluyendo además en este mesa de debate a Reino Unido.
Por otra parte, Keller también ha puesto sobre la mesa una posible reforma de la normativa que rige el Fair Play financiero. En este sentido, el presidente de la Federación Alemana de Fútbol ha adelantado que se reunirá con el presidente de la UEFA, la cual recientemente ha efectuado pagos a los clubes por valor de 70 millones de euros, así como con otras figuras relevantes del fútbol europeo para abordar esta cuestión.
Keller ha puesto sobre la mesa una posible reforma de la normativa que rige el Fair Play financiero
El objetivo de la propuesta de la DFB es promover un sistema más igualitario y sostenible. Además, desde la institución también señalan que los beneficios económicos que se derivarían de esta medida podrían -y deberían- emplearse en cuestiones sociales, ayudando de esta forma a toda la ciudadanía. El fútbol se convertiría de esta forma, no solo en un entretenimiento, sino en una herramienta de acción social.