La Supercopa de España 2020 no deja a nadie indiferente. Tanto en el terreno deportivo como en el social, las opiniones, críticas y denuncias se han sucedido desde que, Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol, dio a conocer lo detalles de la competición hace algunos meses.

La competición, que estrena este año un renovado formato de torneo a cuatro, traspasa fronteras y se celebrará, por segundo año consecutivo, fuera del país. Pese a que ya sucedió con la última Supercopa, la elección de este año ha indignado a buena parte de la opinión pública: Arabia Saudí quizás no era la mejor opción. Un país donde hasta 2018 las mujeres no podían acceder, ni solas ni acompañadas, a un estadio de fútbol. Un lugar donde, pese a hacerlo, deben permanecer en una zona separada de los hombres. Donde, entre otros muchos peros, existe una discriminación sexual muy latente.
Rubiales la calificó como la Supercopa de la Igualdad al permitir el acceso de las mujeres al estadio sin ninguna restricción
Sin embargo, la Real Federación Española de Fútbol vendió este acuerdo como un auténtico logro. Poco más que una especie de impulso renovador que necesita el país para avanzar en temas de igualdad. Porque, eso sí, el contrato -firmado para los tres próximos años- establece que las mujeres podrán entrar en todos los partidos de la competición, sin restricciones, y podrán sentarse donde quieran. Solo para esta competición.
El propio Rubiales afirmó que no se trató de una decisión movida por la oferta económica de Arabia Saudí -pues todas eran similares-, sino que había sido una decisión «meditada y muy pensada» que tenia como finalidad la de contribuir al desarrollo social del país. Iba a ser cuanto menos que la Supercopa de la Igualdad.
Las periodistas en Arabia Saudí tendrán prohibido el acceso a las piscinas y gimnasios de los hoteles en los que se hospeden
Poco han durado los buenos propósitos e intenciones de Arabia Saudí respecto al papel de la mujer en esta Supercopa. Ni los deseos ni las intenciones de la RFEF en su afán de hacer del fútbol «una herramienta de cambio» han conseguido frenar para la ocasión lo que allí es una realidad diaria.
La polémica está servida: las mujeres periodistas que vayan a cubrir la Supercopa 2020 no podrán acceder a los gimnasios ni piscinas de los hoteles en las que estén alojadas, según ha informado El Partidazo de Cope. Esta es la última prohibición para el sexo femenino que hace, cuanto menos, cuestionar si es la Supercopa ¿de la Igualdad?