El Ebro, que solo había ganado un partido y llegaba como colista a feudo blanquinegro, se llevó los tres puntos ante un Ontinyent impotente. Foto: Ontinyent CF.

Los zaragozanos llegaban, a pesar de todo, en buena dinámica como forasteros, sumando en sus cuatro últimas visitas aunque en la primera parte fueron dominados por los valencianos. Costaba llegar hasta al área contraria siendo el lateral Albiol el que primero llevó peligro. Era el minuto 20 cuando un disparo suyo, mordido al tocar en un defensor, salió lamiendo el palo. Poco después fue Calahorro quien no acertó a rematar en condiciones cuando estaba completamente solo en el área pequeña. El que pudo marcar un gol antológico fue Julen; lo que parecía ser un despeje desde propio campo fue dibujando una parábola traicionera para Salva que acabó enviando a corner el cancerbero visitante. Antes del descanso fue Juanan quien cabeceó rozando el larguero. Por parte visitante solo una ocasión pero fue clarísima…y doble. Craviotto metió una mano salvadora a un espléndido cabezazo que se colaba, tras unos rebotes el balón le cayó a Tiago que enganchó potente, desde la frontal y se perdió ligeramente alto.

En la segunda mitad todo cambió. El Ebro salió a por el partido y tras avisar Sandro con un cañonazo desde la frontal que salió cerca del larguero, el propio Sandro y en una acción casi calcada, disparó, esta vez raso, fuerte y ajustado lejos del alcance de Craviotto para helar El Clariano.

No hubo capacidad de reacción. El Ontinyent estuvo a merced del Ebro que dominaba con templanza y apenas sufría en defensa. Solo una par de acciones de Tito bien solventadas por Salva, se acercaron al gol. A los de Parras les costaba un mundo superar la defensa zaragozana. Quedaba la estrategia como una de las pocas soluciones; ejecutada a la perfección, una falta, no fue gol de manera incomprensible. Balón al segundo palo, Juanan la devuelve al área pequeña y Torres, con todo a favor, la entrega al meta.

A falta de cinco minutos el Ebro armó una contra perfecta, se plantó tres para uno, encaró Cortés y ante la salida de Craviotto lo superó con un toque sútil para sentenciar el choque.

Vive días de convulsión el club en lo social y parece que se contagia lo deportivo. Hoy el equipo menos anotador del Grupo se llevó, con un marcador claro, el choque y deja al Ontinyent tocado.