Alicante se ha puesto patas arriba con el ascenso del Hércules a Primera Federación. Con más de una docena de ascensos a Primera y Segunda a lo largo de su centenaria historia, el equipo alicantino nunca había celebrado de una manera tan efusiva un salto de categoría como en esta ocasión. Y eso que era para salir de la cuarta categoría, el nivel más bajo en el que ha estado el conjunto alicantino desde su fundación.
Con las entradas agotadas desde el pasado lunes, el estadio José Rico Pérez lleno hasta la bandera con casi 30.000 aficionados con sangre blanquiazul, con un recibimiento al bus del equipo dos horas antes del decisivo partido al nivel de los que se hacen en Champions y un ambiente de Primera dentro del coliseo alicantino. Así, era imposible que se le pudiera escapar el ansiado ascenso al Hércules.
Nada más finalizar el encuentro ante el Lleida (2-1), con goles de Josema y Coscia, hubo invasión de campo en un Rico Pérez en éxtasis. Los jugadores herculanos fueron embullidos por un tsunami de aficionados desatados y con ganas de celebrar y festejar después de catorce años de miserias, ruina, decepciones y hastío. Varios jugadores y el entrenador, Rubén Torrecilla, fueron manteados en el mismo césped.
Eso es lo que explica esta sinrazón. Porque cualquier aficionado al fútbol que no sea de Alicante o lo sea de otros equipos difícilmente podría entender este histeria colectiva. El Hércules, aún estando en las catacumbas del fútbol español, es un grande más allá de la categoría deportiva en la que esté.
La fiesta no se detuvo en el Rico Pérez. Miles de aficionados se dirigieron a la céntrica plaza de Luceros en donde se esperaba la llegada de la plantilla y cuerpo técnico del Hércules. Si el Rico Pérez estalló de júbilo, el centro de Alicante quedó colapsado y tomado literalmente por una marea blanquiazul que no se cansó de celebrar como si no hubiera un mañana.
Ni en otros ascensos a Primera o Segunda, como en 2010, 2005 o 1996, la afición blanquiazul vivió con tanta intensidad una celebración herculana. Porque éste fue algo más que un ascenso deportivo, fue una reivindicación de que este club centenario está más vivo que nunca.