Las restricciones de movilidad en la Comunidad de Madrid comienzan a causar estragos entre los distintos negocios, que ven cómo cada vez es menor el número de horas permitidas para dar un servicio. También tienen un problema los clubes deportivos, incluidos los del Fútbol Base Madrid, que buscan en los Ayuntamientos un hombro en el que apoyarse. Sin embargo, no todos le están tendiendo una mano a los más necesitados.
el técnico cree que el ayuntamiento de alcorcón les pone la zancadilla
Un claro ejemplo de lo que comentamos es el CF Trival Valderas, que se ha visto muy perjudicado durante estos meses por las decisiones controvertidas que ha tomado el Ayuntamiento de Alcorcón. Su técnico, David Galán, no ha aguantado más y ha utilizado su cuenta personal de Twitter para cargar duramente contra su gestión.
Al parecer, el partido previsto para mañana en ‘La Canaleja’ frente al SAD Villaverde correspondiente a la Jornada 10 de competición no podrá disputarse y tendrá que ser nuevamente aplazado. Este ha sido el discurso de David Galán, en el que hace alusión a un sinfín de obstáculos que han tenido que superar desde que arrancó el campeonato:
«Una zancadilla más por parte del Ayuntamiento de Alcorcón, que nos obliga abandonar la instalación a las 20:50h (siendo el único equipo de categoría nacional que entrena a esa hora en todo el municipio).
- No valió con tener las instalaciones cerradas en pretemporada durante 15 días y tener que entrenar en otros campos.
- No valió con ser el único equipo del G7 que no usa vestuarios para cambiarse y dar instrucciones previas al partido.
- No valió salir a las 22:00h y no a las 22:30h, ya que se ocuparon de mandar una pareja de municipales para hacerlo cumplir.
- No valió con no tener público en la grada (siendo de los pocos en el G7) y tampoco en el Bar (cuando vamos a otros campos funcionan con restricciones pero con normalidad), siendo un trastorno económico para un club humilde.
- No valió con no poder entrar a limpiar el campo con el temporal “Filomena” junto a la cantera y los padres, como hicieron la mayoría de los clubes en la Comunidad de Madrid. Entrenamos en un pabellón de futsal que pagó mi club de su bolsillo.»
