La historia de Kashafali no tiene desperdicio. Es una de esas historias de superación que termina con final feliz. Se trasladó a Noruega como refugiado de guerra y mendigaba por las calles. Hoy es el campeón paralímpico más rápido de la historia en los 100 metros T12 (discapacidad visual).
«No sé qué decir. Vengo de la nada, de mendigar en la calle. Me trasladé a Noruega como refugiado y he pasado por muchas cosas, desde las balas hasta el hambre. Estar aquí como uno de los mejores significa mucho para mí», decía entre lágrimas Salum Ageze Kashafali. «Todo es posible», aseguraba el atleta, quien además es profesor de Matemáticas.
«Vengo de la nada, de mendigar en la calle. Me trasladé a Noruega como refugiado y he pasado por las balas y el hambre»
Nacido un 25 de noviembre de 1993 en la República Democrática del Congo, sufrió la guerra civil vigente desde hace más de un cuarto de siglo. Su objetivo no era ser atleta, sino sobrevivir. «Había momentos en los que nos esforzábamos por mantenernos vivos«, afirma. Un día su familia estuvo a punto de morir y decidieron salir del país. «Estábamos durmiendo y, de repente, nos despertamos y había incendios por todas partes después de que hubieran estallado algunas bombas. Lo primero que vimos al salir de la puerta fue gente tirada en el suelo. Sólo esperas morir«, confiesa.
Solo tenía 11 años cuando su familia huyó y pasó meses en campos de refugiados antes de establecerse en la ciudad noruega de Bergen. «Mudarse a Noruega fue como ganar la lotería. Fue una oportunidad entre un millón, pasar de mendigar comida a tener un techo. Eso es más grande que cualquier cosa que puedas imaginar», argumentó.
«Había momentos en los que nos esforzábamos por mantenernos vivos»
Al principio lo pasó mal en Noruega porque no entendía el idioma. «Fue muy duro porque sólo hablaba suajili y francés. Fue muy difícil adaptarse, pero al final lo superé con la ayuda de los amigos que me rodeaban. Ir a Noruega me salvó la vida. Mi infancia no consistió en correr o jugar al fútbol, sino en encontrar comida y sobrevivir, así que llegar aquí fue como ganar la lotería y hacerme multimillonario. Ni en mis mejores sueños hubiera imaginado que tendría un techo y comida en la mesa todos los días. Fue como un sueño», comentaba en una entrevista a Insidethegames hace dos años. No sabía ni leer ni escribir y no entró en el colegio hasta los 13 años. Hoy, es profesor de matemáticas en un colegio de Bergen.
Sus problemas de visión empezaron en la adolescencia. Le diagnosticaron la enfermedad de Stargardt, que provoca la pérdida de la visión central. Tuvo que dejar el fútbol y se pasó al atletismo. «Llegó un punto en el que no podía ver nada. Así que probé con el atletismo y gané mi primera carrera a los 17 años«, contaba.
Diez años después ha corrido los 100 metros más rápidos de la historia de los Juegos Paralímpicos con un tiempo de 10.43 segundos. Kashafali se quedó a sólo 0,01 segundos del récord mundial de 10.42 que tiene el brasileño Petrucio Ferreira dos Santos desde los Campeonatos del Mundo de 2019.