El Manchester City ha dejado de ser el club más rico del mundo. Hay un nuevo jeque en Inglaterra. Finalmente la Premier League ha dado luz verde a la venta del Newcastle United a Public Investment Fund por 350 millones de euros.
La afición de las Hurracas lo ha celebrado como si de un título se tratase, puesto que llevaban muchos años deambulando por la mediocridad, peleando por no descender de la Premier League e incluso con algún año compitiendo en la Championship. Pero los tiempos han cambiado y el futuro se ve de color de rosa.
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— Newcastle United FC (@NUFC) October 7, 2021
El fondo de inversiones PIF es propiedad de la familia real de Arabia Saudita que, con un patrimonio de 368.000 millones de euros, desbancan a los dueños del Manchester City como los más ricos del mundo, también por delante del PSG.
La gestión del hasta ahora presidente del Newcastle, Mike Ashley, ha sido muy criticada y la llegada de los petrodólares ha sido muy celebrada. Aunque bien es cierto que hay un sector de la afición que se muestra reticente a que el club vaya a parar a manos extranjeras, tal y como ya sucede en la mayoría de entidades de la máxima competición británica de fútbol. De hecho, en la actualidad, solo hay cuatro clubes de la Premier League que se resisten a la entrada de capital extranjero: Tottenham, Burnley, Brigthon y Norwich.
El fondo de inversiones PIF es propiedad de la familia real de Arabia Saudita que cuenta con un patrimonio de 365.000 millones de euros
No obstante, no es oro todo lo que reluce, y el nuevo propietario del Newcastle, Mohammed bin Salman, ha estado relacionado con algunos episodios negros. «En lugar de permitir a aquellos implicados en la violación de los derechos humanos entrar en el fútbol sólo porque tienen dinero, instamos a la Premier League que cambie sus políticas de dueños y presidentes para que se adecúen a los derechos humanos», ha lamentado Amnistía Internacional en un comunicado.
La familia real árabe cuenta con una fortuna de 320.000 millones de euros, y lo gasta en todo tipo de excentricidades y caprichos. Suya es la vivienda más cara y el cuadro más caro de la historia. Pero también se le atribuyen fiestas privadas por todo lo alto y sobre todo que los servicios de inteligencia de EEUU le implican en el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, ocurrido en 2018. Bin Salman lo niega todo.
