El partido de Champions League que se disputó en San Siro el 19 de febrero y que enfrentó al Atalanta y al Valencia CF en la ida de los octavos de final de la Champions League, fue definido por los virólogos italianos como una ‘bomba biológica’. Aquel partido se dijo que incluso había sido el gran foco de contagio que posteriormente se vivió en toda la región de Lombardia y especialmente en Bérgamo, la ciudad donde juega el Atalanta.
Jugar en San Siro aquel partido fue una absoluta irresponsabilidad de las instituciones italianas que lo permitieron y por supuesto de la UEFA, como organizadora de la competición. Porque ellos, ya sabían que el virus estaba extendido en Milán. De hecho, todos los aficionados y profesionales que acudieron desde Valencia a aquel partido fueron chequeados en los aeropuertos italianos al llegar, tomándoles la temperatura porque ya tenían el COVID-19 muy extendido.
Gasperini ha confirmado que no dijeron la verdad, antes del partido en Mestalla él ya tenía síntomas de estar contagiado por coronavirus
Sin embargo, de aquel partido nadie se ha hecho cargo y todos han mirado para otro sitio porque evidentemente, nadie quiere asumir responsabilidades. El equipo local, el Atalanta, aseguró incluso que no había tenido ningún contagio y viajaron a Valencia tres semanas después a disputar el partido de vuelta de la eliminatoria ante grandes medidas de seguridad para no cruzarse con nadie.
Sin embargo, hoy el entrenador del club italiano en una entrevista en ‘La Gazzetta dello Sport’, ha desmontado la teoría y ha confirmado que no dijeron la verdad al afirmar que la noche previa al partido en Mestalla a puerta cerrada, estando ya en Valencia se encontraba tan mal que no podía ni moverse y que pese a que en aquel momento no le hicieron el test, ahora que se lo han hecho se ha confirmado que tuvo el COVID-19.
Gasperini: «En el banquillo no tenia una buena cara, no tenia fiebre pero estaba hecho un desastre, como si hubiera tenido una fiebre de 40 grados»
«El día antes del partido en Valencia me sentía mal. La tarde del partido estaba aun peor. En el banquillo no tenia una buena cara. Era 10 de marzo. Las dos noches siguientes en Zingonia dormí muy poco. No tenia fiebre, pero estaba hecho un desastre, como si hubiera tenido una fiebre de 40 grados. Cada dos minutos pasaba una ambulancia. Ahí cerca estaba un hospital. Parecía estar en una guerra. Durante la noche pensaba: si entro ahí, qué va a pasarme? No puedo irme ahora, tengo muchas cosas que hacer. Lo decía bromeando, pero lo pensaba de verdad», ha afirmado Gasperini.
