La otra gran noticia en la agenda ‘Deportes Galicia‘, además del estreno de la Segunda B y Tercera con emoción y goles, fue el retorno de la afición a los estadios. Hasta 14 encuentros con público hubo ayer en la comunidad gallega, variando el aforo permitido dependiendo del tamaño del recinto y de las restricciones en las localidades donde se jugaba.
Riazor fue el gran exponente de los protocolos en el fútbol gallego. Alrededor de 3000 socios blanquiazules asistieron a la victoria de los suyos ante el Salamanca. Es verdad que la magnitud del estadio herculino permitía guardar sin problemas las distancia y una entrada y salida del campo sin aglomeraciones.
En A Malata, el derbi gallego, reunió a mil socios racinguistas que alentaron a los suyos pero no pudieron disfrutar de la victoria ante el Pontevedra. Golsmedia Galicia pudo vivir el encuentro desde las gradas. El Racing dividió la entrada al estadio en dos turnos, una hora y media hora antes del inicio. Al ingresar en el campo, control de temperatura e higiene de manos obligatorio. Después, asientos permitidos señalizados para guardar distancias. Nadie en la fila inferior ni superior y 3 butacas libres a cada lado. Por supuesto, mascarilla en todo momento y prohibición de levantarse. Algunos se la saltan en el descanso para estirar las piernas o ir al baño pero, en general, cumplimiento total de la normativa. Solo falló algo la salida de A Malata ya que se tardó en explicar por megafonía la manera de hacerlo y eso provocó algo de desorden.
Por último, en O Vao, un recinto mucho más pequeño que los anteriores, el Coruxo tuvo una afluencia de 600 socios, que lamentaron la derrota ante el Zamora.
En Tercera, el subgrupo A acogió a 130 espectadores en A Grela para el Silva-As Pontes, 400 en O Viso de Arzúa para la visita del Racing Villalbés o 300 en Cantarrana para ver el estreno del Viveiro en Tercera 14 años después ante el Estudiantil.
Más comedidos fueron en el Alcalde Manuel Candocia de Somozas, donde apenas se permitió la entrada a 80 socios compromisarios para la visita del Fabril. Por último, el derbi entre Paiosaco y Bergantiños contó con 350 espectadores en A Porta Santa y el club local instaló sillas alrededor del terreno de juego para mantener bien las distancias de seguridad.
OURENSE, LA CIUDAD CON MÁS RESTRICCIONES
El subgrupo B vivió un Alondras-UD Ourense con 300 espectadores en O Morrazo o un Estradense-Barco con dos centenares en el Novo Municipal. El derbi de Porriño entre Atios y Pontellas congregó a trescientos espectadores.
En Redondela, el Choco permitió a 230 ver su triunfo ante el Rápido de Bouzas.
Menos aforo se fijó en dos localidades con restricciones como Vilagarcía que tuvo a 150 socios en A Lomba para el Arosa-Arenteiro y sobre todo en Ourense, epicentro actual de la pandemia en Galicia. En O Couto, apenas 75 personas sufrieron con la derrota de su Ourense CF ante el Ribadumia.