El filial amarillo volvió a sumar los tres puntos en una temporada en el que el balance a estas alturas es diferente respecto al año pasado, no obstante, los de Paco López esperan que el triunfo ante L’Hospitalet marque un punto de inflexión.
El Mini Submarino es undécimo con trece puntos en su casillero (3V-4E-3D) con 13 goles a favor y 11 en contra. El equipo está a cinco unidades de los puestos que dan derecho a disputar la promoción de ascenso a Segunda División y con tres de ventaja sobre la zona peligrosa del descenso a Tercera División.
La realidad en el equipo amarillo es bastante distinta a la de la pasada campaña, en la que el Villarreal B comandó la clasificación prácticamente hasta el final. A estas alturas, con diez jornadas disputadas, el equipo groguet era tercero en la clasificación del Grupo III de Segunda División B, con 20 puntos, a tres del líder. No obstante, hay contextualizar los datos, y es que el equipo ha tenido bajas muy sensibles de futbolistas referentes hace unos meses, caso del portero Aitor Fernánfez (Numancia, 2ªA), Carlos Julio (Marbella, 2ªB), Pablo Íñiguez (Rayo Vallecano, 2ªA), Fran Sol (Willem II, 1ª de Holanda), Adrián Marín (Leganés, 1ª), Alfonso Pedraza (Lugo, 2ªA) o Rodrigo Hernández (primer equipo). Además, otro de los jugadores más destacados del pasado curso futbolístico apenas ha podido tener minutos por lesión, caso de Leo Suárez.
Con todo, el técnico Paco López ha tenido que volver a hacer un bloque nuevo, competitivo y cohesionado, un proceso que, en muchas ocasiones, no se aprecia desde la grada pero sí que resulta muy laborioso sobre el césped en cada entrenamiento y en cada partido. Las ausencias de estos jugadores han sido suplidas, en su mayoría, por jóvenes valores de la cantera amarilla, aunque algunos de ellos alternan el primer filial con el segundo de Tercera División, se trata del meta Joan Femenías; los zagueros, Juan Ibiza, Ramón Bueno, Miguelón, Pau o Maldonado; los centrocampistas, Raba, Morlanes, Chuca o Javi García y los delanteros Mario González y Darío Poveda. Evidentemente, todos ellos son jugadores de gran calidad técnica pero todavía por hacerse a la categoría y ello, como todo, cuesta en sus inicios. A ellos se les ha unido algún refuerzo como el mediocentro argentino Agustín Doffo, procedente de Velez Sarsfield o el también mediocentro Lazo, que llega desde el Real Madrid Castilla.
Pese a que los marcadores no han estado acompañando, cabe destacar que éstos no han hecho justicia al juego desplegado por los pupilos de Paco López, pues han perdido puntos en los instantes finales por falta de concentración tras cuajar buenos partidos, casos, sobre todo, de Cornellà, Barcelona B, Llagostera o Badalona, donde muy fácilmente, el Villarreal B podría haber sumado al menos seis puntos más.
Sin embargo, desde la derrota en casa ante el Valencia Mestalla, el equipo no ha hincado la rodilla en sus últimos cuatro partidos, habiendo conseguido dos triunfos y otros tantos empates. A destacar, la victoria del pasado sábado en el Mini Estadi de la Ciudad Deportiva de Miralcamp, donde el equipo de la Plana Baixa derrotó a L’Hospitalet por 1-0 sumando botín clave. Un partido en el que los amarillos volvieron a dejar a cero su portería, algo muy importante para estar arriba en la categoría de bronce del fútbol español, hecho que solo se había logrado en uno de los nueve primeros choques de la temporada, concretamente en el Nuevo Pepico Amat de Elda ante el Eldense.
Con la confianza y la moral que le dan los últimos resultados, el Villarreal B se desplaza esta sábado a tierras catalanas para enfrentarse al AE Prat desde las 18:15 horas, el rival tiene tres puntos más que el filial y será un duelo clave para acercarse a la zona noble de la clasificación, verdadero objetivo del equipo, además de seguir formando jugadores para el primer equipo.
